miércoles, 25 de enero de 2017

El Viaje de Rocio (Dic 2016 Ene 2017)



Ro cumplió 15 años y sus tios C y D decidieron celebrarlo como corresponde, con un gran viaje en su honor por lugares fantásticos y fabulosos del planeta. Como nos quedaba un lugar en el vehículo, decidimos también invitar a ella, que ni corta ni perezosa (lo lleva en los genes) aceptó en menos de lo que canta un gallo.
Como corresponde a todo par de caballeros, fuimos a buscarla a su Corrientes natal, y de paso aprovechamos para pasar navidades con la familia y ponernos al día con el verano del hemisferio sur, que un par de días en el trópico a más de 40 grados de temperatura ya te alcanzan y sobran para el resto de la temporada.




Acabadas las bacanales que corresponden a esta época del año, y por expreso pedido de la cumpleañera que quería ver los festejos de fin de año en el invierno, nos subimos C, D y Ro a un avión de Aerolíneas Argentinas que nos sacó primero del infierno ese para llevarnos a uno un poquito más moderado en Buenos Aires. Era el primer vuelo en avión de Ro, que lo encontró un poco parecido a las montañas rusas que recuerda de su infancia tanto en el ascenso como en el aterrizaje, y le fastidió bastante eso de que se te tapen los oídos al comenzar el descenso. Se tuvo que acostumbrar a eso porque le esperaban 5 vuelos más  en el mediano plazo de su vida.... Quelevasé, la vida es así.
En Buenos Aires pasamos la tardecita con Lisi y su troupe en la costanera, luego fuimos a cenar con Laura y Tsanko que también andaban por allí, y luego derechito al aeropuerto internacional, que nos tocó salir a la medianoche rumbo a San Francisco con una escala en la ciudad de México.
Bueno, llamarle "escala" a unas 13 horas puede ser algo generoso, pero el tío D que es super fan de esta ciudad y país homónimo ya se lo tenía todo estudiado, y al llegar al DF y pasar migraciones en lo que Ro consideró que fue un vuelo de 2 horas (porque estuvo dormida todo el tiempo), nos subió a todos a un bus que nos llevó directamente al zócalo, el centro de la ciudad.
Allí desayunamos algo, paseamos por el lugar que estaba muy bonito con todos sus motivos navideños, visitamos el museo de la ciudad, y luego fuimos al Palacio de Bellas Artes a ver murales de Rivera y otros, y acabamos almorzando unos tacos -los primeros tacos comestibles en la vida de Ro- en un restaurante de por ahí. 
Luego de una siestita bien merecida porque estaba haciendo calorcito y esta ciudad está a una altura no trivial, nos volvimos en el mismo bus al aeropuerto, nos subimos al tercer vuelo de la jornada que unas 4 horas después nos dejó en el mismísimo aeropuerto de San Francisco luego de unas 30 horas de haber puesto nuestros pies en la calle.

No sabemos tú, pero hacer los trámites de migraciones en EEUU con una "familia" donde uno de los conyuges es residente de allí, el otro vive en Barcelona, y la sobrina viene de Argentina fue de lo más divertido. La chica que atendía del otro lado del mostrador no podía parar de reírse, nos estampó a todos el pasaporte y nos dejó pasar. Ya veremos si continúan así de amigables en los próximos meses. 
De allí nos tomamos algun vehículo rápido para cruzar la bahía y llegar a Berkeley, que habían camas esperándonos para descansar un poco luego de tamaño palizón. La mañana siguiente nos encontró a todos un poco pachorrientos y de lento movimiento. Luego de desayunar y conectar a Ro con un chip de teléfono ceular que le sería de utilidad durante su estancia en la zona, salimos a conocer el barrio: "subimos" hasta UC Berkeley, almorzamos en un patio de comidas donde Ro se animó a probar pad thai en un restaurante tailandés, y le gustó y todo
Luego deambulamos un poco por Telegraph Avenue, volvimos hacia la casa del tio D, y de allí ya subidos en el super Ford Focus que se iba a convertir en nuestro inseparable compañero de aventuras nos dirigimos hacia Lawrence Hall of Science para tener alguna vista razonable de la Bahia de San Francisco desde arriba, pero el tiempo no ayudaba mucho así que solo vimos bastantes nubes y poca cosa más. 
Luego descendimos hasta la Berkeley Marina para sacarnos algunas fotos al lado del mar, y acabamos pasando por el Berkeley Bowl para que Ro conozca lo que es un Supermercado con mayúsculas. Esa noche la cena consistió en pizza de Zachary's en lo de Emiliano y Risa, que también fue consumida con gusto por Ro. Hemos de decir que esta chica no le hace asco a probar nuevas comidas, aunque en el tema del picante tendrá que trabajar un poco. Ya lo conseguirá...

Al día siguiente, el último del año, fuimos a hacer dim sum en un restaurante chino en Alameda en compañía de Richard que es el habitual de este tipo de actividades. De allí con el Ford Focus cruzamos el Bay Bridge para entrar por primera vez en este viaje a San Francisco city. Fuimos primero a Union Square desde donde se pueden tener grandes vistas de la ciudad si uno sube al ascensor de alguno de los hoteles de esa zona. 

Del centro nos dirigmos hacia Fisherman's Wharf, donde hicimos la visita de rigor al Pier 39 con sus lobos marinos que -como siempre- se lo estaban pasando de lo más bien. Como todavía teníamos energía y el sol estaba radiante, nos llegamos hasta el Golden Gate que siempre se ve magnífico. Lo caminamos un rato, tomamos las fotos de rigor, y nos regresamos para la casa del tío D para llegar justo a tiempo para la primer celebración de fin de año donde se brinda a las 19 hs para que los niños que tienen que dormir a las 20 puedan tener algún tipo de brindis. 
 Lo curioso es que las 19 hs de San Francisco era la medianoche en Argentina, así que eso -mas el interné-  nos dio la oportunidad de brindar con la familia del hemisferio sur a la hora en que ellos estaban de super festejo. Nosotros acabada esta fiestita, luego de una pequeña siesta, nos despertamos sobre las 22 hs para ir hacia la ciudad de San Francisco nuevamente (ya no en auto porque iba a ser una locura el transito) a ver los fuegos artificiales. 

Tomamos el BART para llegar a Embarcadero, y de allí caminamos ordenadamente junto con el resto de los que iban a celebrar también el fin de año allí. Sobre las 23.30 hs nos pusimos en algún lugar razonable, y a la hora señalada se vino el "countdown", y comenzó una artillería de 15 minutos de fabulosos fuegos de artificio combinados con música y recortándose sobre el Bay Bridge que estaba elegantemente iluminado para la ocasión.


Acabados los fuegos, nos volvimos despacito y en orden hacia la estación de BART, y de allí de regreso a casa que había que dormir ya que al día siguiente seguían las aventuras, porque la sobrina de Don -Kim- quería conocer a Ro así que fuimos hasta Sacramento -la capital del estado de California-, comimos una hamburguesa enorme (según Ro) en Redrum Burger, y luego de pasear un rato por el centro histórico de la ciudad donde ya Ro se hizo algunas compras, acabamos cenando con Kim y casi toda su familia (faltaba su hijo Brian que estaba en el sur) y pasando una velada espléndida. Nos volvimos con la panza llena y el corazón contento hacia Berkeley city tarde por la noche.

Al otro día amanecío con lluvia, así que tuvimos que contentarnos con pasear un rato por Lake Merritt y hacer que Ro pruebe los chicken nuggets que nunca antes había comido en su vida. Luego nos volvimos para la casa del tío D que esa noche venían a cenar Tory y su familia, y el tío D los agasajó con el fabuloso pollo al horno que solo a él le sale tan bien.


La mañana siguiente nos encontró preparándonos para el gran tour, que luego de desayunar y comenzar a prepararnos, nos subimos al Ford Focus que nos llevó a pasear por unos 10 días para conocer un poco de California y alrededores. Nos pasamos varias horas en el coche en todos esos días, donde mantuvimos varias charlas muy animadas, momentos de silencio, siestas, y también juegos. El intercambio cultural entre canciones favoritas de unos y otros fue interesante, ya que el tío C se desayunó allí que la mayoría de la música que tiene en su reproductor se hizo antes de que Ro hubiera nacido (!!!). Quizás un mensaje indirecto de la vida que nos estamos haciendo viejos...
Nuestra primer parada del car tour fue Monterey, donde visitamos el famoso acuario que hay allí por expreso pedido del padre de Ro. El plan era acabar de ver el acuario y seguir camino al sur para acampar sobre la ruta 1 que en esa parte se pone pegadita al mar y es una maravilla, pero la lluvia nos hizo cambiar de planes y tuvimos que dormir en un hotel allí mismo, y cenar pescado del bueno en uno de sus fabulosos restaurantes.
Aprovechando que tampoco había mucho para hacer desde el cierre del acuario hasta la cena, nos fuimos "de outlet" con Ro y no sabemos quien compró más esa tarde, si ella o sus tíos.  Al despertarnos la lluvia había parado un poco así que luego de desayunar hicimos el check out y nos subimos a la ruta 1 que estaba cortada y con piedras de a tramos, pero igual seguimos bajando por ella hacia el sur, en el camino encontramos vistas preciosas y leones marinos ruidosos. 

Llegamos cerca de San Luis Obispo y desviamos ya para entrar a la autopista 101 que nos iba a llevar hacia Los Angeles, nuestro siguiente destino. Allí arribamos ya bien caída la noche, y fuimos muy bien recibidos por Chris y su familia a quienes no veíamos desde hace 10 años.


En nuestra primer mañana en LA, luego de un entretenidísimo desayuno con nuestros anfitriones, nos subimos al Ford Focus y nos dirigimos hacia Hollywood, que nadie puede decir que estuvo en LA si no pasó por allí. 
Luego de caminar un rato por el Boulevar famoso donde además nos encontramos por casualidad con la mismísima Viola Davis que ese día estaba dejando las marcas de sus manos para la eternidad (para pena y desazón de sus tíos, Ro no sabía quién era Viola Davis), nos volvimos a subir al auto para enfilar hacia Universal Studios, que tiene un parque de diversiones MUY entretenido featuring Harry Potter, Los Simpsons, Jurassic Park,  un terremoto en San Francisco, una inundación en un pueblo de México y otras cosas de lo más variopintas. 

Nos pasamos una tarde muy entretenida allí, y cuando ya nos estaban echando porque cerraban el parque nos volvimos hacia el centro adonde cenamos en un restaurante chino junto con Chris y su familia.  Al día siguiente -día de Reyes- el regalo de Ro fue ir a Disneylandia, que suponemos que le iba a gustar ese regalo ya que se lo pasó muy bien y aguantó estoicamente las colas varias que hay que hacer en ese lugar cuando está lleno de gente (y ese era un día de esos), y disfrutó muchísimo con los desfiles y fuegos artificiales que ponen en marcha cada día en esas tierras mágicas. 

Regresamos cansados pero contentos casi sobre la medianoche, luego de haber pasado por montañas rusas y espectáculos de lo más variopintos, también una cena en un restaurante de comida "sureña", y un poco de shopping tambien, claro.


En nuestra última mañana en lo de Chris, tuvimos un fabuloso breakfast preparado por el tío D, hicimos nuestros bolsos nuevamente y enfilamos hacia el centro de LA, adonde visitamos los pozos de brea que hay por allí. 
De almuerzo comimos  comida "de carritos" que es lo trendy en estos días, pasamos por el LA County Art Museum como para sacarnos algunas fotos de esas "de película", y luego acabamos viendo caer el sol en las playas de Santa Mónica, adonde nos contó Ro que ya conocía todas esas imágenes porque se ve que Hannah Montana se paseaba a veces por ahí con sus amigos. Las cosas que uno aprende viajando con esta chica son MUY interesantes...

Una vez caído el sol y reanimados con un chocolate fabuloso que conseguimos en algún bar de por allí, nos volvimos a subir al Ford Focus y enfilamos hacia el este. Un par de horas más tarde estábamos en la zona de Palm Springs, y acampamos por primera vez en Lake Cahuilla. 

Al despertarnos, hicimos un fast check out del camping, desayunamos y continuamos dirigiéndonos hacia el este, que habían varias millas por delante hasta llegar al gran estado de Arizona donde nos cambió la hora y entramos a circular en la famosa ruta 66 que va desde Chicago hasta Los Angeles. Al caer la noche nos alojamos en un hotel de por ahí, cenamos algo y nos quedamos dormidos.
La mañana siguiente amaneció con lluvia así que decidimos tomarnosla con tranquilidad. Fuimos a visitar Sunset Crater Monument donde Ro vio y tocó nieve por primera vez, lo cual puede ser sorprendente para muchos pero considerando que el tío C tenía 21 años la primera vez que le cayó eso por la cabeza, es todo un gran avance esto de Ro a sus quince años.

Luego almorzamos en un chino y pasamos la tarde en el Museo del Norte de Arizona donde Ro se durmió una merecida siesta. Acabamos la tarde reponiendo material de lectura en un Barnes & Noble local, cenamos luego en un restaurante tailandés de por ahí, y caímos rendidos de sueño ni bien llegados al hotel.
Al otro día amaneció con mejor tiempo, lo cual nos dio ánimos y energías para dirigirnos hacia nuestro verdadero objetivo en esa zona: visitar el Gran Cañón del Colorado. Fue fabuloso, hacía frío pero buen tiempo y muy buenas vistas. Y además había poca gente lo cual se agradece en estos lugares.
Luego de ir a varios puntos con vistas cada una más fabulosa que la anterior, caminamos un poco por arriba, entramos a uno de los senderos que baja hacia el río Colorado, pero no llegamos hasta allí porque no teníamos ni tiempo ni equipamiento para hacer toda la travesía. Es una asignatura pendiente para un próximo viaje el descenso hasta tocar las aguas del río.


Acabada la luz solar nos volvimos a montar en el Ford Focus para dirigirnos ahora al estado de Nevada donde nos volvió a cambiar la hora, y luego de pasarnos por el impresionante Hoover Dam, llegamos a las Vegas bien caída la noche donde nos esperaban en su casa Lee -otro sobrino de Don- y sus hijos Kylee y Brian. También nos esperaba una pizza de Pizza Hut que fue devorada convenientemente.


La mañana siguiente nos encontró moviéndonos lentamente -como ya venía siendo una costumbre en este viaje- y luego de un late breakfast hecho con maestría nuevamente por el tío D en la casa de Lee, comenzamos a enfilar hacia el Boulevard de las Vegas donde están todas las imágenes que se ven de esta ciudad en el medio del desierto en cualquier multimedia. Allí nos bajamos y comenzamos a caminar. 
Pasamos por la zona de "Paris", luego nos metimos en el sector "Nueva York" adonde también nos subimos a una montaña rusa que daba miedo. Vimos casinos hasta cansarnos, y Ro aprovechó para hacer shopping hasta cansarse ella y cansar también a sus tíos. Acabamos volviendo justo a tiempo como para ir a cenar con Lee y sus hijos en un restaurante de cocina "californiana".
Pasada nuestra segunda y última noche en Las Vegas, el Ford Focus nos llevó esta vez de regreso a California, a conocer el fabuloso Valle de la Muerte. Allí llegamos pasado el mediodía, y pudimos disfrutar de sus paisajes con unos colores y unos contrastes muy interesantes. Como hubo alguna que otra tormenta por la tarde, también pudimos apreciar un arco iris magnífico durante la puesta del sol.
Cenamos por ahí y una vez acabada la digestión fuimos a hacer un tour nocturno sobre las arenas del desierto donde te contaban cómo eran los animales que vivían allí. Ro sobrevivió a todas esas truculentas historias y se fue a dormir en la carpa adonde -como era de esperarse- tuvo pesadillas que incluían a coyotes, ratas, víboras de cascabel y otras fieras del montón.
El día siguiente había que tomárselo con calma ya que era Friday the 13th, así que luego de despertarnos y desmontar el campamento, nos dirigimos a desayunar al área de Furnace Creek. De allí, luego de verificar que no habían tormentas de nieve ni lluvias en dirección alguna, nos dirigimos nuevamente hacia el estado de Nevada, ya que el objetivo era visitar a Julie, la hermana de Don, que vive en la ciudad Reno.
Fueron unas 6 horas de viaje por la Nevada profunda, donde además vimos y tocamos mucha nieve ya que la temperatura iba bajando a medida que avanzábamos, pero al final llegamos a destino justo para la hora de cenar, que Julie habia preparado un fabuloso chili con carne que estaba para chuparse los dedos. Luego de la cena, Julie le mostró su salón de costura a Ro e incluso le acabó bordando alguna flor en en una de las varias prendas de ropa que Ro iba acumulando exponencialmente a medida que avanzaba el recorrido.
La mañana siguiente se presentó tranquila, con mucha nieve alrededor ya que estábamos a cierta altura, así que Ro pudo jugar a sus anchas en el patio, aunque no fue tan fácil construirse un muñeco de nieve como esos que se ven en las películas. La próxima vez trabajaremos más ese tema. Luego de desayunar nos despedimos de Julie, fuimos de outlet una vez mas y luego de almorzar en un pub irlandés comenzamos el regreso hacia casa.

En el camino volvimos a pasar por la ciudad de Sacramento donde aprovechamos para cenar con nuestra amiga Candace y ponernos al día de los acontecimientos de esos días que mejor ni recordarlos aquí. Llegamos a la casa de Berkeley cansados pero contentos, y nos fuimos a dormir ni bien pudimos recordar en donde estaban los dormitorios.
El domingo volvimos a San Francisco que Maria Leticia y flia. nos esperaban para entretenernos, las chicas se fueron a pasear por la ciudad, los resfríados nos quedamos charlando en la casa, y los adultos sanos fueron a pasear el perro.
Acabó siendo una jornada estupenda, que la rematamos al regresar ya a casa con unas vistas fabulosas de la ciudad de San Francisco desde Twin Peaks, y viendo La La Land en casa antes de irnos a dormir.
Al día siguiente enfilamos hacia el sur de la bahía de San Francisco, a conocer la Universidad de Stanford, la universidad a la que según Ro le tocaba ir a Hannah Montana. Nos paseamos un buen rato por allí pero no la vimos, quizás porque ese era el día de Martin Luther King y por eso no habían clases. 

De allí paseamos un rato por Silicon Valley, fuimos a ver el campus que tiene Google por allí, y luego le hicimos una visita a María Leticia que nos invitó a conocer su lugar de trabajo y luego se vino a cenar sushi con nosotros para luego volver a preparar el noticiero de las 23 hs que Ro vio por la tele antes de irse a dormir.
Al otro día nos esperaba un buen desayuno, que luego de eso fuimos a caminar por el parque que se encuentra alrededor del Monte Tamalpais. Luego de subir unos cuantos metros rodeados de árboles gigantes, almorzamos en un claro y comenzamos el descenso hacia la playa. 
Acabamos en Stinson Beach donde pudimos ver caer la tarde acompañados de unos delfines que estaban buscándose alimento por ahí cerca. Luego de unas reparadoras bebidas calientes, volvimos hacia casa no sin antes detenernos en algún que otro outlet, que la niña tenía que hacer sus compras.


La mañana siguiente trajo lluvia, así que luego de desayunar enfilamos nuevamente hacia la ciudad de Oakland que alberga su Museo de California que es MUY bueno, casi que no hace falta recorrerte nada del estado sino venirte aquí que ya te cuentan todo lo que hay.
Luego de deambular por varias horas en ese lugar, almorzamos comida etiopí (esa que se come con la mano !!) y como la lluvia seguía cayendo a cántaros, fuimos a visitar algunos outlets que ya se nos estaban acabando los días y había que agotar también el dinero. Acabamos cenando en un restaurante chino con Emiliano, Risa, Pablo y Silvio.
Al otro día volvimos una vez más a San Francisco pero esta vez para tomar el ferry que te lleva a Alcatraz, la (ex) prisión más famosa de todos los Estados Unidos. Luego de pasearnos un rato por la isla y visitar la ex-carcel de rigor, tomamos el ferry de regreso a la ciudad, y después de almorzar el correspondiente clam chowder en Boudin y tomarnos luego una taza del fabuloso chocolate de Ghirardelli ahí a la vuelta, 
nos montamos en el cable car para retornar al centro de la ciudad, y de allí en el BART nos regresamos hacia Berkeley. Dormimos una siestita y luego acabamos cenando comida turca junto con Paola y Torsten.
Y como todo tiene un final, la visita de Ro se tuvo que acabar alguna vez. Y así fue que en su última mañana en el hemisferio norte nos despertamos tarde -como de costumbre-, desayunamos, y luego fuimos a caminar por el campus de UC Berkeley que esta vez -en contraste con la primer visita- estaba lleno de estudiantes que le daban más vida y otro aire. Almorzamos pizza que Ro ya estaba mentalizándose en volver a probar la comida "normal" de cada día en su ciudad natal, volvimos a hacer las valijas y dejar la casa en orden.

Nos subimos al Ford Focus por una vez más, enfilamos hacia el sur (que es donde está el aeropuerto) pero nos detuvimos a cenar en lo de Laura & Tsanko (que se llevan el mérito de haber sido los primeros y los últimos en cenar en el viaje de Ro), y de allí derechito al aeropuerto. El tío C la acompañó hasta Buenos Aires  via México DF una vez más. Allí la dejó en manos de su padre -creemos que sana, salva y contenta- y se las tomó para Barcelona saltando de avión en avión. 
El tío D se volvió a casa a limpiar el Ford Focus que quedó con bastante huellas (esperamos que todas borrables) de tantos kilómetros de aventuras.  Las que esperamos que sean imborrables son las que le quedaron a  Ro en la cabeza luego de su paso por California y alrededores, que a todos ahora nos parece que fue como un sueño ese largo viaje, y por suerte todo ha ido la mar de bien. En breve se nos pasará el subidón, y volveremos a nuestras cotidianas aventuras (y también a comenzar a ahorrar para otro viaje parecido al de Ro que se vendrá en un futuro por suerte no muy inmediato, pero que ya estamos comenzando a planearlo, y con gusto). De momento, disfrutad de las fotos que siguen y de vuestro verano/invierno (tachar lo que no corresponda), y será hasta el proshen arret. Buen año para todos!!!