viernes, 10 de diciembre de 2010

La C'amarga (Dec 2010)

Por una vez que el puente de la Constitución-Purísima nos pilla en zona, hemos decidido aprovecharlo de una manera original, no como una gran mayoría que fue a pasar sus vacaciones en el aeropuerto más cercano a su domicilio.

Nosotros por suerte nos apuntamos a la excursión del Casal Lambda, que siempre te lleva en el invierno a ver pájaros y demás bestias migracionales en alguno de los deltas que caen al Mediterráneo.

El lugar que tocaba en esta oportunidad era la desembocadura del río Ródano, cerca de Marsella, al sur de Francia. Hacia allí nos dirigimos, y después de algunas horas de coche, llegamos a buen destino, luego de un corto paseo por la ville de Arles.

La zona del delta del Ródano es un parque natural denominado La Camarga. Como toda zona de delta que se precie de tal, es una llanura con mucho verde, mucha tierra arenosa, lagunas, estanques, pantanos, cañas, juncos... A Carlos la geografía le pareció bastante parecida a la de los esteros del Iberá, incluso habían unos animales parecidos a los carpinchos pero del tamaño de ardillas. Lo que distinguía esta zona de los esteros correntinos era que aquí en un par de mañanas frías el agua de la superficie de algunas lagunas pequeñas aparecía totalmente congelada, algo que en Corrientes no pasaría ni en películas de ciencia ficción.

Otra cosa un poco extraña de estas tierras es su parecido con el sur de España, y al respecto hay varias teorías. Que los gitanos que hay por la zona mediterránea están conectados entre sí, o que esta zona "se vende" a si misma como algo exótico-español... Lo cierto es que en restaurantes y demás te ofrecían paella, churros, fiesta flamenca y cosas por el estilo. También hay corridas de toros y otros elementos tan de... no vamos a decir tan de dónde porque ahora con tanta prohibición y tanto blindaje, ya no se sabe quién es de quién.

Igual estábamos en temporada baja para evento taurinos, y nosotros habíamos ido a por actividades al aire libre y en eso nos concentramos durante nuestras vacances en la Camargue. Y le dimos a unas caminatas bajo una llovizna que te llegaba hasta los huesos, pero igual te dejaban caminar y llegar hasta unos lugares donde se veían pájaros de todo tipo: flamencos, cisnes, cormoranes, patos, pollas de agua... teníamos a Jordi con nosotros, un super guía especialista en deltas que nos contaba detalles de la fauna y sus movimientos migratrios, y se ve que estos bichos en general están en el norte de Europa y cuando se va la calor vienen aquí a pasarse el invierno. Me imagino que más al sur no podrán ir porque se les acaba la tierra, pero hacía frío en el delta. Pero se ve que los que tienen pluma son mas resistentes al frío...

Y no solo de caminar vive el hombre, que la bicicleta también es un buen recurso para recorrer las zonas planas, y así fue que Jordi un día nos sacó a recorrer de una punta a la otra del delta, e hicimos como 50 km en total y terminamos totalmente exhaustos, pero en el camino disfrutamos de unas vistas impresionantes.

Al día siguiente nos tocó excursión a caballo, que también tenía lo suyo dejarse llevar por estos animales a través de charcos de agua, juncos y maleza. Siempre rodeados de pájaros de todo tipo y color.

A Carlos todo le seguía pareciendo muy "Corrientes", pero igual la gastronomía era muy francesa-francesa, con platos típicos de la zona como el guardianne de taureau, que un día nos tocó comer de mediodía... y también de noche.
En nuestro último día completo en la región, luego de darle al toro a más no poder, cruzamos con los coches el Grand Rhone con un ferry (que parecido al Paraná! pensaba Carlos), y fuimos a ver unas salinas enormes que estaban justo en la desembocadura del río mismo. Allí vimos caer el sol, que en estos días de pre-solsticio se pone muy temprano, sacamos varias fotos para inmortalizar el momento, y nos volvimos hacia la Camarga con parada cultural en Arles una vez más.

En nuestro último día, ya encaminados hacia el regreso, nos paramos a visitar el poblado medieval de Aigües-Mortes, el primer puerto que tuvo Francia hacia el Mediterráneo, 800 años atrás. De allí, prosiguiendo el regreso, paramos al mediodía en Narbona para comer y visitar la supercatedral de esa ciudad, y acabamos la tarde remontando la autopista mediterránea de regreso a Barcelona.

Et voilà, que probablemente esta sea la última salida del año, y nuestro proshen arret no está previsto hasta el 2011, aunque no nos creais mucho que por ahí nos sale la lotería y nos vamos a la Polinesia antes, pero mientras tanto, cruzad los dedos, armad el arbolito y a portarse bien que sino los reyes nos dejarán los zapatos vacíos...

A la prochain!