lunes, 9 de mayo de 2011

Zurich & Basilea (May 2011)

Carlos descolgó el tubo del teléfono con bastante malhumor porque lo habían despertado a las 9.45 de la madrugada (8.45 GMT).
- Hola, soy Barack. Llamo para felicitar a Don personalmente por el éxito de la misión de anoche.
Carlos entendió que a Don lo llamaban del bar donde había estado anoche por no se qué lío de extasis y un camisón, pero tan pronto se puso Don al aparato pudo aclarar el malentendido.
- Me dan a elegir entre un trofeo con la cabeza de He Who Must Not Be Named en una bandeja de plata al mejor estilo Salomé (¿que os habeis creido la historia de que lo tiraron al mar? Ja!), o una recompensa en metálico extraída de las arcas que dejaron estos muchachos en sus cuentas de Suiza.

Carlos le dijo a Don que todavía no se habían acabado esa pata de jamón que tienen ahí en el comedor desde las navidades y que no quería ni oir hablar de un nuevo fiambre en el hogar, y así comienza la historia de este viaje.
- Tenemos que viajar en Vueling? se quejó Carlos, de camino al aeropuerto con el aerobus, pero Don le hizo recordar que la opción era o esta compañía low cost, o ir escondidos en maleteros de coches diversos y cambiando de coche (y de maletero) en cada frontera, asi que no nos quejamos más.


El viaje en avión nos sirvió para desmitificar esa historia que anda circulando por las redes sociales, que desde que se cargaron al que te jedi ya se puede llevar todo el champú que uno quiere en su equipaje de mano. No, no, no. Señora, no tire sus botellitas de 100 ml porque le seguirán haciendo falta en cuanto control haya por allí. Y ya que estamos también queremos desmentir aquí eso de que ponerse detrás de japoneses te va a hacer ir más rápido en el control de seguridad, como andaba pregonando Yorch Kluni en esa película que todavía no entendemos cómo fue que llegó a las nominaciones de l'Oscar. Que si perdíamos el avión por culpa de seguir sus consejos lindo juicio le habríamos metido.

Nuestra primer parada fue en Zurich, una ciudad que nos pilla casi siempre como aeropuerto de transito en nuestros vuelos que salen de Europa, y que nunca nos animamos a bajar un rato por aquí. Y hay que darle a la Suisse sus douze points por lo de haber entrado finalmente en la zona Schengen así que no hay controles de pasaporte ni nada al bajarte del avion. Igual, hay que estarse atentos porque ya no estamos en la zona euro anymore, que aquí reinan los francos suizos. Y en definitiva que entre que los francos suizos están mas baratos que el euro pero más caros que el dolar (en el lenguaje iconográfico que les pone a los matemáticos sería así: USD < FRS < EUR)
Así que tuvimos mucha comida de calle, que también es cara pero si usas la tarjeta de crédito te dolerá recién a fin de mess. Zurich está a orillas de un lago muy bonito, y después de una cerveza bien tomada bajo el calorcito del mediodía, nos dedicamos a pasear en barco por el lago, disfrutando del paisaje que ofrecen los suburbios de esta ciudad. De más está decir que el lago tiene el agua muy transparente, y los varios canales que atraviesan la ciudad también. En todo momento y lugar te cruzas con fuentes de agua potable que dejan en evidencia que en esta zona el agua no es un problema, y a veces el agua de la fuente o del grifo sabe mejor que la de la botella, que en el aeropuerto te la encontrabas por la friolera suma de 10 FRS.
Finalizado el bote-tur, nos metimos a pasear nuevamente por la city, que ya estaba hirviendo de calor. Es extraño que a principios de mayo haga esta calor por aquí, que en Barcelona todavía estamos disfrutando de la fresca y de las lluvias de primavera. Es lo que tiene el clima continental...

Una cosa interesante que tiene pasearse por esta y otras ciudades suizas es que en todo momento te parece estar en un super centro comercial de esos a los que van señoras arregladas a pasear sus abrigos de piel. Las tiendas son todas de grandes marcas, incluso las casas de comida rápida que también hay por aquí tienen como un cierto... glamur (y te cobran para ir al baño si no les compras algo, avisamos). También es difícil por no decir casi imposible encontrar supermercados low cost o tiendas de ropa barata. Nos hizo reflexionar un poco sobre el tema ese de que a todos nos gusta que hayan precios bajos, y compramos a lo bestia ropa china en megatiendas, comida en hipermercados lowcost donde casi no hay empleados... sin pensar que esa actitud hace que desaparezcan los empleos y se destruya la economia local. Suiza -como que no forma parte de la Union Europea- no tiene que abrir sus mercados a todo lo que anda circulando por alli. Y tanto la ropa como la comida como el transporte son caros, pero ya lo era desde antes, y el esquema salarios-coste de vida se mantiene en una proporcion razonable. De hecho, las ultimas crisis mundiales no los afectaron para nada (bueno, tuvieron que rescatar al UBS pero eso era porque estuvo haciendo lo que los otros bancos hacían y así les fue -como diría la tia Elena-). Don asegura que un pais como Suiza puede darse el lujo de mantener el estilo de vida que tiene porque esencialmente lo que ofrecen (bancos y productos caros como relojes, joyas, etc, etc.) no es tan sensible a los movimientos del mercado en general, pero que no todos los países pueden hacer lo mismo porque no hay tanta demanda de esas cosas. Así que -lamentablemente- el modelo suizo no es exportable. Carlos, como que es la cara bonita de la pareja y mucho no le da la cabeza para estas cosas, asiente.

Esa noche aprendimos que la cocina en los restaurantes que no son de "tapas españolas" cierra a las 21 hs. pero igual conseguimos cenar fondue en un restaurante un poco touristy del centro de la ciudad. Es interesante, ahora que vivimos en la España smoke free, notar que en Zurich está prohibido fumar en los restaurantes, pero en las terrazas y en la calle no. Y la gente fuma bastante, y mucho tabaco de cigarros y pipas, lo que hace la experiencia un poco más fuerte de lo que ya estamos alegremente habituados.

El sábado nos despertamos con la novedad de que Don había cumplido 100 años en base "b" con "b" primo de Mersenne, y los optimistas le auguramos que cumpla muchos más de estos (!).
Por la mañana hubo apertura de regalos, y luego tren con destino a Basilea, una ciudad que está sobre el Rin, casi-casi sobre la triple frontera con Alemania y Francia. Al llegar a esta ciudad nos encontramos con que estaban de Jazz Festival Weekend, y se ve que lo nuestro es visitar ciudades sajonas durante su jazz film festival, que estuvimos nuevamente disfrutando de una cerveza fresca bajo un sol radiante escuchando a bandas varias tocar desde un escenario en la plaza central.
De allí nos acercamos hasta el río Rin, que desde la catedral hay unas vistas hermosas y según la Lonely Planet en esa catedral están enterrados Erasmus y los Bernoulli, pero nosotros solo vimos criptas de obispos y demás.

Para cruzar el Rin hay varios barcos que uno puede utilizar, que cruzan de un extremo al otro del río sin usar otra energía que la corriente del río. Esto que parece cosa de mandinga fue debidamente analizado con vectores-flecha de esos que uno aprende en las clases de física de la escuela secundaria. Don dice que efectivamente el modelo funciona bien en teoría y en la práctica. Carlos -comme d'habitude- asiente.


Esa noche nos cuidamos de llegar en tiempo razonable a un restaurante cuidadosamente elegido para la ocasión de los 100 en base "b" aniversario de Don, y Carlos se pasará el resto de su vida trabajando para pagar esa cena, de la que podemos decir que estuvo muy correcta, que nada mejor que comer cabra en la patria de Heidi. Despues nos animamos a ir de bares. Como que Basilea está en otro cantón, aquí las reglas para fumadores son distintas, y en algunos bares se puede fumar pero hay que pagar una especie de "derecho" para fumar, y tener una credencial que
te autorice a hacerlo. O sea que no duramos mucho en los bares tampoco, pero totalmente recomendable el Swiss shot que te sirven en Elle&Lui.

El domingo por la mañana hicimos nuestra excursion cultural al AntikenMuseum, donde tienen cacharros griegos, etruscos, fenicios y romanos, y varias momias egipcias que dan miedo. En continuando con la visita cultural, por la tarde fuimos a visitar unas ruinas romanas que están cerca de Basilea, en KaiserAugst, que a Don le ponen mucho ir a ver estas ruinas. Y a Carlos..
también.

Al día siguiente, nuestro último día en Suiza, fuimos a visitar la Rathaus, que data de 1500 y tiene varias pinturas y esculturas muy llamativas en su interior.

Como que no nos quedaba mucho tiempo entre la mañana y nuestro vuelo, y además todos los museos estaban cerrados, hicimos un poco de turistas de a pie, volviendo a pasar por puentes, y barcos, y castillos, y plazas, y fuentes, y comprar chocolates...todo hasta que llegó la hora de tomarnos el tren que siempre es puntual (c'est la Suisse) para llevarnos de regreso al Zurich Flughaffen, y de alli via Vueling de regreso a casita, a disfrutar de los cumpleaños que quedan por festejar. Disfrutad de las fotos que vienen, y será hasta el proshen arret!