viernes, 29 de junio de 2012

Wild Wild West (Junio 2012)

Welcome! Willkommen! Benvinguts!
Este verano, Carlos y Don decidieron tirar la casa por la ventana y comprarse un coche nuevo antes de la pesetificación de todos los ahorros de Carlos, que el viejo Prius de Don ya estaba cansado de que lo abandonáramos por 9 meses cada año y se mandó a mudar. Así que hubo que buscar algo de repuesto, y conseguimos éste que está en la foto que Don dice que es azul y Carlos le cree.

Como cada vez que hay coche nuevo, se ha de sacarlo a la ruta. Y eso hicimos. Enfilamos para el norte, cenamos en lo de Jim y Eloise en Sacramento, dormimos en Redwood City, y al día siguiente continuamos todavía más para el norte, con más suerte que Telma y Luis, que a nosotros nos dejaron cruzar la frontera del estado de California, y entramos a Oregon.

En arribando al internacionalísimo aeropuerto de Medford, nos encontramos con Nacho y Alex que al parecer habían pedido un billete para ir a visitar a sus familias en Zaragoza (Aragón), pero producto de alguna confusión con la agencia de viajes, acabaron en Oregón.
"Pos ya que estamos en el baile, bailemos" dijeron todos, y enfilamos hacia Crater Lake, que está en un parque natural ahí cerquita nomás de la I-5, y que se ve que todo ser humano que hace San Francisco-Seattle por avión lo ve desde arriba, se queda prendado y quiere ir a visitarla.

Y fuimos para Crater Lake, que es esencialmente eso. El cráter de un volcán que se fue llenando con agua de lluvia y ahora es un lago precioso, de aguas muy azules y con casi cero contaminación. De hecho, no te dejan navegar allí si no es en algún bote "oficial", que ni siquiera pudimos hacer eso porque "la temporada" recién comienza en julio... ¡Si hasta había nieve para el día de San Juan allí!

Aprovechando que ya estábamos por la zona, bajaron los Colemans de Oregon a visitarnos, que es bueno tener familia dispersa por todo el mundo y justo aquí en Oregon hay varios Colemans que se vinieron en coche para pasar el fin de semana con nosotros.

Acampamos en el parque natural y nos dedicamos a tener un fin de semana "familiar" de esos que son tema frecuente en películas varias, cuando salen todos los trapos al sol y demás yerbas. Pero aquí no, que el aire de Crater Lake es lo suficientemente bueno como para que hayamos estado todos de buen humor y relajados, juguemos con la nieve, y también con la cerbatana para ver si conseguíamos algun animal salvaje para la cena. Cosa que no fue el caso, y nos tuvimos que conformar con bacon, salchichas y tortilla de patatas (hecha sin aceite de oliva... quelle horreur!). De postres tocaron los infaltables malvaviscos a la brasa, asados al ritmo de kumbayá.

Acabada la cumbre familiar y hechas las respectivas despedidas, enfilamos con Nacho y Alex hacia el Pacífico, que tocaba escapar de la nieve y tener un poco de calor-calor... que estamos en verano en el hemisferio norte y ya toca!

Como el Alex es super fan de los "redwoods" (que como no sabemos cuál es la traducción de estos árboles al castellano, tenemos que enviar aquí, son como primitos de las secoyas), enfilamos directamente hacia la zona de parques nacionales y estatales de redwoods, que está en el noroeste de California.

Allí nos pasamos un par de días durmiendo y paseando entre árboles inmensos, y respirando un poco más de aire puro. También se come muy buen pescado en esta zona, aunque nosotros cada tanto íbamos a Diners de esos donde podrías encontrarte con las protagonistas de la última parte del video ése, pero sin suerte. Se ve que el diners de estas chicas no está por la costa oeste del Pacífico sino más bien cerca por donde se descarriaron Telma y Luis, más al centro y al sur de los EEUU.


Bajando por la costa, llegamos a Eureka, un reducto post-hippie de los 70, adonde fuimos recibidos con unas deliciosas ostras a la parrilla en lo de Maggie & Charlie, que nos hicieron un buen tour de la zona, que
hasta no hace muy poco era un gran bosque de redwoods que terminó tristemente cortada, y ahora hay un pueblo allí y muchas casas de madera, de madera de redwood, claro.

Desde Eureka comenzamos nuestro descenso por la 1, en paralelo al Pacífico, pasando por varias zonas más de redwoods que aparecen y embellecen la ruta, algunos pueblos de esos que parecen del far-far-west (y aquí más far-far-west ya no podíamos haber estado!), y también... restos de presencia rusa en California! que por esta zona flamearon varias banderas en estos últimos siglos, pobrecitos los indígenas que se tuvieron que comer cada grupo de conquistadores por aquí.

Bajando por la 1 uno se encuentra con mucha costa, y también con mucha flora y fauna típica del lugar, tanto en la tierra como en el agua: ciervos, delfines, ballenas, mapaches, ardillas, pájaros de todo tipo y color (y sonido también!)...

Lamentablemente para los carnívoros, no hay mucha carne de caza en la oferta de los restaurantes de por la zona, que por aquí hacer algo así podría provocar a los post-hippies que vendrían a quemarte el restaurante en un piz-paz (con material orgánico para provocar el fuego eso sí). Así que había que conformarse -si es que uno quería comer algo medio exótico- con carne traída de Nueva Zelanda u otra región equivalentemente "salvaje".

Los que sí parece que no merecen ni siquiera la compasión de los hippies son los bichos del mar, que aquí te los ponían en el plato sin chistar, y eran frescos-frescos, recién salidos del mar. Nosotros no íbamos a arrojar allí ninguna piedra, así que le dimos sin miramentos al cangrejo, al clam chowder, al cóctel de mariscos y a todo lo que aparecía en la carta que tuviera pescado fresco. Estaba muy bueno todo...

En continuando nuestro descenso, nos tocó pasar una noche en la fabulosa casa que tienen Michael & Paula en Gualala, una casa que está sobre el acantilado y que da al mar, adonde pudimos disfrutar de ver caer la tarde mientras degustábamos unos fabulosos zinfandels de la zona (también descubrimos que hay una variedad de la cariñena aragonesa que es muy popular por aquí), y sumergirnos en el jacuzzi ya por la noche escuchando las olas romper contra el acantilado, a unos pocos metros nuestro. Un gran "highlight" de nuestro viaje rodante, definitivamente.

Al día siguiente, mientras debatíamos si quedarnos para siempre en plan okupas en esta cabaña paradisíaca o continuar con nuestro road trip, prevaleció el sentido común (really?) y decidimos seguir adelante. Esta vez nos dirigimos un poco hacia adentro de la costa, siguiendo el curso del Russian River arribamos a Guerneville, aconde acampamos por una noche más y pudimos disfrutar un poco de su vida nocturna, que este pueblo es como la Sitges del norte de San Francisco.

De Guerneville al valle de Sonoma hay muy poco trecho, y Sonoma es sinónimo de vinos así que hacia allí nos dirigimos. Degustamos varios zinfandels, compramos alguna que otra botella, y enfilamos nuevamente hacia el Pacífico, que faltaba completar nuestro descenso hasta San Francisco city, siguiendo la ruta de la carretera 1.

Tras una corta parada en Bodega Bay donde no dejamos que los pájaros nos atosigaran, continuamos nuestro viaje encontrándonos con acantilados y calas muy bonitos. Ya bien adentro del condado de Marin, ya a minutos de San Francisco city, nos adentramos en el Point Reyes National Seashore donde llegamos tarde para visitar el faro, pero no para ver varias ballenas retozando por ahí.

Y como todo lo que empieza tiene que concluir alguna vez (excepto la vida eterna, pero esa discusión la dejaremos para otro blog), nuestro paseo acabó en el Golden Gate, que siempre impresiona verlo "en vivo", y no puede uno evitar recordar la de veces que vimos por la tele pasar a Angela Channing por aquí, y qué envidia que nos daban sus viñedos...

Nacho y Alex se quedaron unos días más en el área, disfrutando del Pride de San Francisco del último domingo de junio, y al día siguiente se volvieron ya para Europa.

Carlos y Don acaban de darse cuenta que dejaron sin regar un número impar de plantas en su piso de Barcelona, y le toca en suerte a Carlos volverse para allá a fin de acometer tan vital tarea. Así que el circuito de verano se acaba aquí, de momento. Disfrutad de las fotos que siguen, y será hasta el proshen arret.