lunes, 12 de enero de 2015

Uruguay/Argentina 2014/2015

¡Felices Fiestas, bo!

Un hecho inexplicado que es objeto de numerosos estudios y tesises de doctorado, es el extraño movimiento migratorio de las aves Colemanis Barcelonensis, que sobre mediados de diciembre, mas o menos coincidiendo con la apertura de la feria de navidad de la Gran Via, comienzan a hacer el bolso, se toman un avión (porque estas aves son modernas) y se van para el verano por allí por el Cono Sur.
Nadie ha podido explicar aún este misterio, incluso se han hecho estudios y simulaciones varias utilizando ordenadores y series de Fourier, pero sin éxito. Esperamos que en breve la ciencia resuelva este misterio. De momento, nos dedicaremos a contar el viaje. Este año la compañía aérea escogida resultó ser Iberia, que estrena viajes a  Montevideo,  la capital de Uruguay.
Y hacia allí nos dirigimos, de paso probamos que tal está funcionando esta compañía aérea que hace años que no nos dignamos a tomarla. Ventaja: como los aviones que cruzan el charco en diagonal son grandes y antiguos, todavía hay suficiente espacio entre los asientos en la clase turista, algo en peligro de extincion en los días que corren. Desventajas: además de que ahora te hacen pagar para elegir asiento (nobleza obliga, varias aerolíneas "serias" ahora hacen esto, no solo Iberia), como los aviones son antiguos, el sistema de entretenimiento audiovisual se reduce a la pantalla gigante que tenemos que mirar todos doquiera que estemos sentados.
Disfrutando (resp. sufriendo) de las ventajas (resp. desventajas) del vuelo, llegamos a Montevideo, la capital del Uruguay, donde el veranito ya se estaba comenzando a sentir. Carlos tiene un grupo de amigos super-extraño con los que siempre se encuentra en cualquier lugar del planeta, y estaban por allí así que pasamos una semanita donde Carlos y sus amigos se juntaban a charlar mañana y tarde, mientras Don investigaba la ciudad. Que ya habíamos estado aquí, así que los lugares típicos y la comida local ya la teníamos probada. Solo era cuestión de redescubrirla, y eso lo hicimos. Con creces.
Acabada la reunión de los amigos de Carlos, comenzamos a enfilar para el norte. Fuimos hasta la localidad de Salto, en la frontera entre Uruguay y Argentina, a ver la represa sobre el río Uruguay denominada Salto Grande, una de las más grandes que hay por la zona, y que impresiona por su capacidad productora de energía. Allí nos pilló el solsticio, que por suerte para nosotros era de verano, y también por suerte -en contraste con el infierno que fue el año pasado- la temperatura todavía era agradable.
De Salto cruzamos en lancha a la localidad argentina de Concordia,  donde pudimos pasar una tarde agradable visitando la nueva costanera y comiendo dorado al costado mismo del río, y de allí bus mediante nos dirigimos una vez más hacia Corrientes,  casi en el otro extremo de la
mesopotamia argentina, adonde nos esperaba la familia de Carlos en el domicilio de siempre, por Wisteria lane, enfrente de donde se venden las drogas.
Y el reencuentro familiar siempre es agradable, que mate va, mate viene, siestita y ya preparados para pasar una cena de nochebuena que no tenía nada que envidiar a las que nos perdimos en Europa ya que la comida es la misma, si se come por aquí como un descosido pese a que la temperatura puede ser extremadamente calurosa. Es lo que tienen estos países donde el realismo mágico está a la orden del día.
Pasada la medianoche, el brindis, los regalos, las visitas al resto de la familia y amigos... todo lo que siempre pasa como un relojito en estos eventos, fuimos a dormir la mona para despertarnos sobre el mediodía del 25 bajo un calor tremendo... para seguir comiendo las sobras de la cena de la noche anterior! Si ya te digo yo, que es de un realismo mágico increible todo esto...

Al cabo de una semana volvimos a repetir el experimento, esta vez para la nochevieja, y ya con familia extendida. Carlos y Don se tomaron su tiempo a las 20 hs de hora local para comerse las 12 uvas junto con el resto de España (menos las Canarias y quizas los pobres afectados de Telesur), y luego toda la familia volvió a la mesa para darle a la mástica como corresponde, y brindar y sacarse fotos a la medianoche, para seguir brindando más tarde con amigos, parientes,... etc, etc.


Para bajar un poco tanto ejercicio gástrico, Santiago nos sacó en su fabuloso velero a navegar por las aguas del río Paraná, y ése fue definitivamente uno de los highlights de este viaje, que nunca habíamos visto la ciudad de Corrientes desde el río que la rodea, y es definitivamente una experiencia que vale la pena.

Sobre la jornada de reyes, comprobando que no habían ya regalos de los magos para nosotros (ni tampoco carbón, por suerte), nos dirigimos en procesión familiar a la estación terminal de omnibus de Corrientes city para abordar un nuevo bus que nos llevaría esta vez a la ciudad de Colón, en la provincia de Entre Ríos, nuevamente al lado del río Uruguay. Allí esperamos un par de horitas y se aparecieron Lisi y Willie que se venían desde Buenos Aires con ganas de calor... y sí que hubo calor!
Por suerte nuestro hotel (que estaba en la ciudad de Paysandú, del otro lado del río, en el Uruguay) tenía aire acondicionado, y el coche de ellos también así que no tuvimos que sufrir demasiado, y nos dedicamos a disfrutar de la gastronomía del lugar, y visitamos también la única bodega de vinos que hay en toda la mesopotamia (nos llevamos de recuerdo un malbec de allí, y algún tannat del Uruguay) y fuimos a saludar  carpinchos en el Parque Nacional el Palmar.

La visita se completó con una fabulosa visita a La Pulperia de Casa Blanca, en el lado este del río Uruguay, donde además de recorrer sus instalaciones, conocer su historia, su huerta orgánica y su bodega, pudimos disfrutar de una suculenta comida cuidadosamente preparada con productos locales. ¡El pati a la plancha estaba para chuparse los dedos!

Y ya regresados Lisi y Willie a Buenos Aires prometiendo un pronto reencuentro, nosotros comenzamos nuevamente nuestro descenso hacia Montevideo, adonde nos esperaba el viejo avión de Iberia para llevarnos nuevamente hacia la península, y al invierno, para arribar a casa justo cuando algunas telarañas comenzaban ya a clamar territorio en el lugar.

Y aquí, estamos, inaugurando el año 2015 que esperamos nos traigan varias millas, fotos e historias. De momento, disfrutad de las imágenes que sigue, y será hasta el proshen arret.