domingo, 9 de mayo de 2010

Mallorca (Mayo 2010)

Advertimos que esta entrada no va a contener muchos detalles precisos de geografía de las baleares ni de pueblos ni nada por el estilo. Es que tuvimos el gran honor de ser invitados al tradicional fin de semana de principios de mayo de Nacho y Alex, que accedieron gentilmente a llevarnos a su "wonderland" personal en la zona de la sierra de la Tramuntana con la promesa de que no andaríamos divulgándolo por allí, cosa de que el año que viene no se les ocurra organizar por estos pagos el botellón de osos dels països catalanes o algún evento masivo como eso, que ya bastante tiene la isla con las playas llenas de turistas extranjeros en la costa sur, así que nosotros cumplimos y tacharemos los nombres de las ciudades que aparezcan por allí.
Nuestro viaje comenzó el viernes coincidiendo con la celebración del cumpleaños de uno de los dos, pillamos Vueling Barcelona-Palma (clap!) que no te deja dormir ese vuelo, que ni bien subes ya bajas y aterrizas en las Baleares. Contra todo pronóstico de mal agüero, teníamos sol y calorcito.
Ni bien llegamos nos subimos al coche de alquiler respectivo y dejamos atrás la civilización para meternos en la zona de la Tramuntana, que era donde íbamos a pasar el fin de semana.
Lo bueno de ir de acompañantes a eventos como este es que no tenés que estudiarte ningún mapa ni aprenderte nada de nada, que como Nacho y Alex van allí a menudo se conocen todo el circuito y ellos mismos te van haciendo de guías.
Volvemos a insistir en que no aprendereis mucho de geografía ni de cosas generales de la isla porque estuvimos todo el fin de semana como "de retiro espiritual" por la zona esta, que debe de ser como 3% de toda la isla así que el resto quedará para otro viaje, aunque seguro que la próxima vez al menos pasaremos por aquí que es muy bonito.
En llegando a nuestra zona que era como un conjunto de pueblos al borde de unos acantilados que daban al mar, como que estaba cayendo la tarde, enfilamos hacia el mar y nos pusimos en una torre que estaba por allí cosa de ver el atardecer. Lamentablemente el sol se puso primero sobre unas nubes así que no mucho no vimos.
Terminamos ese día cenando en un restaurante de la zona donde el cumpleañero del día no pudo tener mejor regalo que una paella Don-approved, aunque según Carlos solo se les había quemado la parte de abajo de la sarten, pero como sobre gustos no hay nada escrito...
El sábado nos encontró desayunando en el hostal de turno, de ahi fuimos a continuar con la ingesta de líquidos en un bar del pueblo que tenía una terraza con vista directa al mar desde ahi arriba. Algo impresionante...
Lo bueno de esta zona -y el motivo por el cual no queremos que se vuelva el super destino turístico- es que no están casi para nada "impactados" por el boom de la construcción. Uno se pasea por estos lugares y parece que están como hace 50 años. No se ven muchas urbanizaciones ni barrios nuevos ni casas horrorosas ni puestos de mcdonalds ni nada por el estilo. Esto es algo como medio en extinción aquí por España, y realmente vale la pena venir a verlo. Eso sí, se nota que estás en "Malorca" porque se escucha mucho alemán por allí, y un poco de inglés. Lenguas de la península también, claro. A los gritos, claro.
De la terracita esa nos fuimos a caminar por el pueblo, subimos un poco para tener unas vistas globales del lugar, y después bajamos hasta la playa donde pudimos ver una cascada que cae justo allí, una especie de vertedero de un manantial que está por allí arriba en las montañas. Lamentablemente no hacía temperatura como para bañarse, que el agua por aquí es muy transparente y a los que les gusta ir de diving o de snorkeling lo tendrán de parabienes.
Terminado el paseo por arriba y por abajo del pueblo nos subimos al coche y enfilamos hacia otras zonas de la costa. Parece que hay muchos palacios por aquí, algunos de hecho habitados por gente famosa de cuyo nombre no queremos recordarnos, pero nosotros que somos del pueblo solo fuimos a visitar el castillo del archiduque Luis Salvador de Austria, que parece que Sissí herself también anduvo por aquí. Desde este lugar se tiene una vista directa (y también acceso pero como que no teníamos tiempo para todo, no fuimos) del foradat, una roca que al ver la forma se entiende por qué se llama así.
Y así pasamos la tarde visitando pueblos pequeños con un poco de historia cada uno de ellos, en alguno había vivido algún escritor de fama relativa, en otro estuvo Chopin recuperándose de alguna enfermedad. Conocimos también a la santa de la isla que obviamente su pueblo la tiene en figuritas por todos lados... y terminamos la tarde nuevamente en la misma torre donde habíamos estado la tarde anterior, que esta vez la puesta del sol se pudo apreciar con todo su esplendor.
La noche nos encontró compartiendo restaurante con unas inglesas borrachas aunque nosotros tampoco estábamos muy lejos del estado etílico de estas chicas. Vamos a hacer énfasis una vez más en la tranquilidad de estos pueblos, que dormíamos en un hostal sobre la carretera principal que atravesaba al pueblo y nuestra habitación daba a la calle (y en frente de la calle estaba el acantilado, con lo cual teníamos una vista directa al mar y todo eso), que por la noche no se escuchaba ruido alguno. Y durante las horas de luz se podía caminar por la calle esa tranquilo, que cada tanto pasaban algunos ciclistas y algún que otro coche, pero nada más. Una pasada...

Nuestro último día comenzó de una manera un poco curiosa, que ya empacados y despedidos del hostal y su host alemana "Almut", en intentando salir del pueblo por la carretera oficial resultó ser que nos detuvo un pequeño atasco producido por unas piedras que se habían caído sobre la carretera unos minutos antes, que por suerte no había ningún coche circulando por allí en lugar y forma. Pero mientras estaba ahí la policía esencialmente diciendonos que no podíamos pasar por allí sino que teníamos que buscarnos la vida por otro lado, y unos turistas alemanes cruzando caminando con sus maletas hacia el otro lado de las piedras estas, se cayó un árbol también a la carretera! Es que como había llovido tanto durante la semana en la isla, hubieron varios socavones y desprendimientos como esto. Lamentablemente no pudimos captar el momento memorable en que el árbol se nos viene abajo, pero aquí tenéis un par de tomas para apreciar las piedras sin el árbol y con el árbol unos minutos después.
Gracias a las habilidades al volante de Alex pudimos escaparnos igual del pueblo por unas pistas secundarias, y pudimos seguir con la marcha. Fuimos hacia otra zona de la isla donde caminando por un valle se llega a una cascada y -unos kilómetros más adelante- a una cueva natural donde había gente haciendo espeleología.
En saliendo de esa excursión ya no nos quedaba mucho más tiempo que para ir a un restaurante a despedirnos de la isla, y lo hicimos bastante bien que el banquete fue pantagruélico con frito mallorquín, sopa mallorquina, cabrito lechal, perdiz con setas y otras delicias, y de ahí al aeropuerto que Nacho y Alex se volvían en un vuelo a finales de la tarde, pero nosotros como teníamos el último vuelo de la noche enfilamos para Palma (¡clap!) y pasamos una tarde agradable paseando por la ciudad vieja, visitando la catedral, los baños árabes, el ayuntamiento... Y ya en volviendo nos pilló el comienzo del cumpleaños del otro de los dos, así que mejor final de paseo (o comienzo de cumpleaños) no pudo haber sido.
Aquí dejamos algunas fotos más para que entretengais la vista, y será hasta el proshen arret.