lunes, 10 de enero de 2011

Maru'Ecos

¡Es Salaam Alaykum!
Lo bueno del desastre de los wikileaks es que ahora Hillary aumentó el presupuesto para viajes. Con tal de evitar los telegramas, esta chica no escatima en gastos. Y es así que el primer día del año estaban Carlos y Don reponiéndose de la resaca de la nochevieja, cuando recibieron por debajo de la puerta una carta escrita de puño y letra por HRH (HillaRy Herself) conteniendo vaya a saber qué mensaje que fue debidamente quemado después de leído, y un par de billetes aéreos para ir ese mismo día a Casablanca.
Y qué bien que se puso Hillary que el viaje fue por Royal Air Maroc, que estamos hartos de viajes low cost donde te cobran por gramo de equipaje despachado. Aquí en RAM hay 40 kgs. de franquicia por persona, y te dan comida de bandejita arriba del avión como en los buenos tiempos. Todo de nivel, como ha de ser.

Si bien Casablanca es la ciudad más poblada de Marruecos, no es de las más viejas. Pero tiene el encanto de que está sobre el Atlántico, bastante al sur del país lo cual hace que en enero el clima esté de lo más bien para los que venimos del invierno continental. Y bien que no tuvimos tiempo de preparar mucho este viaje, que Carlos hubiera sugerido mirar la película homónima, pero que resulta ser que se rodó totalmente en Hollywood así que mejor no.
El highlight de Casblanca es la mezquita del rey Hassan II, que parece ser que era muy amigo de Carlos Saúl (esto nos enteramos en una conversación de tren pero no viene al caso), y que es la tercer mezquita más grande del mundo, una de las pocas a las que dejan entrar a los infieles en Marruecos.
Y mira tú que uno tenía la impresión de que el Islam era como un poco primitivo, pero esta mezquita es una muestra de todo lo contrario: con un puntero láser que te apunta hacia la Meca, los pisos tienen calefacción térmica para que no te pille el reuma mientras te tiras para hacer la oración en los días de invierno. Que columnas de mármol, que cristales venecianos, que puertas de titanio... Uno puede fácilmente imaginarse a Hillary o (y esto te dolerá leerlo, Hillary, pero has de ser realista) a la Sarah P. enfundada en la pañoleta palestina esa que está de moda y con gafas de sol al tono atravesando la puerta de mil toneladas reservada solamente para la realeza, y caminando por la nave central de este templo-palacio.
En realidad si uno se pone un poco realista se dará cuenta que por más Hilaria o Sarah que seas, una vez que pases esa puerta te cubrirán de trapos toda la cabeza y te confinarán en el segundo piso detrás de una mampara junto con las otras. Y no esperes de nosotros ninguna compasión, Hillary, que si esa puerta se abre para que entren Carlos y Don será solo para que los apedreen al final del pasillo.

Finalizada la visita a la mezquita, nos dirimos hacia la medina de Casablanca, que es un lindo lugar para perderse como toda medina, aunque esta vez llevábamos GPS pero da igual. Si no tienes el googlemaps de los pasadizos de la medina, lo único que puedes saber es si estás cerca de por donde entraste o no, pero no si puedes salir. Es como si te metieran en un laberinto y te dieran un GPS pero no el mapa del laberinto. Ese problema ya debe de haber sido estudiado, y probablemente baje de PSPACE hard a NP hard, pero sigue siendo hard.
Al menos aquí en Casablanca uno puede ir a la versión "fácil" delas medinas, que los franceses se inventaron hace como 80 años la "nouvelle medina", que es como el Disney de las medinas, y ahí todo es más simétrico y se puede entrar y salir fácilmente. Caminando por las calles de la nouvelle medina nos encontramos con una especie de celebración tribal donde llevaban a un bebé montado a caballo con el jefe del clan y por detrás iba el resto de la tribu con trajes de fiesta y tocando tambores. Preguntando un poco por los alrededores, resultó ser que estábamos presenciando una fiesta de circuncisión. A Carlos se le ocurrió que podría ser una buena idea adoptar un bebe para llevarlo a Barcelona y hacer una circuncision party por la Gran Via, que en la fiesta de fin de año estaban todos sus amigos disfrazados de refugiadas de la Franja de Gaza así que ropa ya tenían para el cortejo. Pero Don dice que ni hablar, que al niño lo adoptarán ya circuncidado, que la seguridad social catalana no cubre esa operación y sale cara.
Pasado un par de días practicando en las dos medinas de Casablanca, pillamos tren para enfrentarnos al gran desafío de vivir por un par de días adentro de la medina de Fez, una de las más grandes medinas que hay en el mundo árabe, y que se ve que allí hay que perderse nomás a cada rato porque no hay remedio. Pues hemos de decir que hemos sobrevivido bastante bien a la experiencia, y la verdad es que perderse por la medina es un "must" en estas visitas a ciudades árabes. Pues nosotros no fuimos la excepción, pero nos divertimos bastante. Los mercados de frutas y comidas eran al parecer de Carlos bastante parecidos al mercado al que su padre lo llevaba de pequeño en su Corrientes natal lo cual no parecía muy guay que digamos, aunque aquí habían varios puestos donde te ofrecían gallinas vivas que una vez elegidas eran sacrificadas al instante, y -con la ayuda de una máquina que nunca conseguimos descifrar cómo funcionaba- desplumadas in situ. En otro lugar encontrabas estas cabezas de cordero que después te ofrecían en unos guisos. Carlos quiso animársele a una de esas cabezas, pero Don dijo que ni hablar, que el seguro médico que paga Hillary no contempla intoxicarse comiendo la cabeza de bestias como esas así que no pudo ser.
Don observó que habían muchos gatos, pero todos sanos y relucientes, y se preguntó en voz alta por qué no habrán gatos viejos por este lugar. Hillary dice que no debemos de hablar mal de los países amigos, así que tenemos que retirar este comentario.

Siguiendo con la mástica, además de las cabezas de cordero aquí hay tajin de lo que quieras: de pollo, de pescado, de cordero, de cabrito... También cuscus con lo imaginable y lo que no (cuscus vegetariano??? quelle horreur!), que pastela, que cordero con almendras y pasas... Despues de cada uno de estos banquetes te quedabas como medio drogui esperando que te baje la dosis de azúcar ya que es lo único con lo que puedes intoxicarte por aquí, que alcohol no hay. No hicimos mucha vida nocturna, en Casablanca nos encontramos con varios bares oscuros con las ventanas tapiadas, y uno imaginándose entrar allí y encontrarse con lo más prohibido de lo prohibido. Pues no, que lo único que había adentro era gente fumando y/o tomando cerveza o vino del barato, mientras desde la pantalla de un televisor Shakira afirmaba teniendo como fondo la Barceloneta que es loca como un tigre.

En volviendo al tema "paseo por la medina", obviamente que "la" actividad aquí es ir de bazareo, que mirar productos, que hablar con los vendedores, que regatear, que irse indignado, que el vendedor te persigue y te hace otra oferta... Si a uno no le va para nada este rollo, pues digamos que con 15 minutos de caminar por allí ya tiene bastante. Una estrategia que puede hacer más llevadero e incluso entretenido tu paseo por los pasillos estos llenos de cosas impensables (escultores de lápidas!) consiste en buscar mentalmente un objeto imposible de conseguir, como por ejemplo las gafas hechas de cigarrillos que aparecen en la secuencia 1:34-2:10 de este video. Con el objeto imposible in mente, comenzar a circular por los pasillos de la medina, que seguro te vas a encontrar rápido con un "hey, amigo/a! Que quieres?" Y ahi comienzas a describirle tu objeto imposible, que entre que no te van a entender bien y te van a hacer circular por tiendas varias que seguro que hay alguien que lo vio o que cree haberlo visto. Seguro que no lo tendrán, ellos no tienen ni idea de quien es Lady Gaga, que las 3 personas que admitieron saber de ella ya fueron apedreados en Djema El Fna el año pasado. Y tu terminarás tu jornada bazarera sin haber tenido que gastar ni un centavo, y hasta seguro que con un par de amigos más.

Don por cierto se ha revelado como un gran regateador, esto seguro que lo habrá aprendido al servicio de HRH. Pero es impresionante lo de este chico, que cuando Carlos encontraba algo que le gustaba y le decía a Don que lo consiga por 80, y la oferta empezaba por 1500, Don lo conseguía bajar a 80 y quizás a menos.
Una vez que comenzado el regateo, Carlos salía al patio con la excusa de que en ese preciso instante tenía que encargarse teléfonicamente de ver cómo andaban sus últimas inversiones en contra del euro. Don se quedaba adentro, se arremangaba y acto seguido comenzaba una el precio que terminaba siempre con el producto conseguido al precio más bajo posible. Y no es que se gritaban ni nada de eso, hasta salían hecho amigos y todo. En algún momento uno de los vendedores se asomó al patio e imploró a Carlos "please, boss! 95 is a VERY GOOD prize already!!" mientras Carlos, oculto bajo unas gafas guchi falsas regateadas 3 tiendas atrás, replicaba con un Sorry I cannot hear you, I'm kind of busy.

Pasado un par de días perdidos en la medina de Fez, decidimos que era tiempo de ver un poco el sol así que nos dirigimos hacia Sefrou, un pueblo bereber en el Atlas Medio que está como a 1000 metros de altura y tiene unas cascadas muy bonitas en las afueras. Allí también había mercadillo y bazar, pero decidimos descansar un poco de tanto ruido y jaleo.

Aprovechamos para comprar utensilios para ir al hammam, y desde esa noche hasta el final de nuestros días en Marruecos nos tomamos por costumbre ir de sauna después de la cena.
Antes de que comiencen los comentarios de los morbosos de rigor, se ha de aclarar aquí que si bien al hammam solo va gente del mismo sexo a la hora que les toca, es una cosa que tiene casi erotismo cero porque hay padres con niños, gente muy mayor y demás. En este blog recomendamos ir al hammam arrabalero, que para ir a ver a europeos desnudarse como lo hacen en las playas de por aquí casi que no tiene gracia. En el hammam del pueblo hasta tiene cierto interés antropológico contar cuantas prendas de ropa lleva la gente en promedio, que llegamos hasta 7 (como los pecados capitales apuntan aquí) piezas de tela en una persona digamos de alrededor de 40 años. Y tiene algo de pícaro eso de que puedes estar alli cepillándole la espalda a tu marido (algo que tú, Hillary, lamentablemente nunca podrás hacer en un lugar así al menos en el mediano plazo a como va el mundo árabe these days) tranquilamente como si estuvieras en la Mar Bella y sin que a nadie se le mueva un pelo. En fin, totalmente a favor del hammam arrabalero nosotros, que de paso te da la oportunidad de lavar tu ropa interior sin tener que ir al laundry.

Terminado nuestro retiro de cuerpo y espíritu en Sefrou, decidimos retomar nuestro circuito de grandes ciudades y nos dirigimos hacia Meknes, otra de las llamadas ciudades imperiales. El trayecto lo hicimos mitad en "grand taxi", que esencialmente es un taxi-colectivo donde ensartan a seis personas y las llevan de a) a b) por módico precio. La otra mitad lo hicimos en bus, que fue una experiencia un poco espantosa porque entre que fuimos los únicos que pagamos el billete en el punto de venta, el resto lo compraba revendido o no sabemos de qué manera, la gente se iba subiendo y bajando en el camino, los revendedores se peleaban entre ellos, tuvimos que parar a arreglar una rueda, a cargar nafta, dejamos a un pasajero en el camino y nunca volvimos a buscarlo (alguien le entregó al conductor el bolso del susodicho, no sabemos si para que se lo quede como trofeo o para qué)... la cuestión es que tardamos 2 horas y 45 minutos para hacer 50 kilómetros. Al menos llegamos a la ciudad en cuestión y por suerte era viernes que es el día sagrado musulmán así que mucho bazareo no había y se podía pasear tranquilo por la medina.

Al día siguiente volvimos a pillar taxi para ir a ver las ruinas romanas de Volubilis. Y mira tú que intrépidos estos romanos que en la época en que no había ni Ryanair ni Royal Air Maroc ni nada de eso ellos iban a lugares remotos a montar sus ruinas. Pues aquí también en Morocco tenían un chiringuito.

Lo interesante de estas ruinas es que hay varios patios que conservan todavía los mosaicos originales, bastante bonitos por cierto. Y después hay mucho de casas romanas, puentes, arcos, columnas, esculturas y demás que realmente hacen de este lugar una linda parada para aprender un poco con la historia.

De Volubilis nos dirigimos hacia el poblado cercano de Moulay Idriss, que este Idriss parece que fue un tataranieto de Mahoma que está enterrado allí, y el lugar es como un super santuario al que acuden peregrinaciones en masa (por suerte) en agosto. Que dicen que 4 viajes a Moulay Idriss valen por un viaje a la Meca, y que un problema clásico de ingreso a la universidad es el de caracterizar la curva que divide a la tierra entre a quienes les conviene en términos de distancia ir a la Meca una sola vez y a quienes cuatro veces a Moulay Idriss
a) si la tierra es un plano
b) si la tierra es una esfera
c) si la tierra es el caparazón (a curvatura constante) de una tortuga apoyada sobre cuatro elefantes.

Ya de regreso a Meknes, esa noche cenamos lo más de lo más en tema carnívoro en Marruecos, el "mechoui" que consiste en un cordero entero totalmente relleno de todas las especias que se te ocurran y asado a fuego lento. Una demostración contundente y fehaciente de la existencia (y unicidad?) de all'ah. Dejamos solamente los huesos como lo muestra la evidencia, y de allí nos arrastramos a hacer la digestión al hammam más próximo al restaurante. Ese día había merma de hombres en el hammam, porque a esa misma hora jugaba el Barça.

Hemos de decir que nos ha gustado mucho la gente de este país, que si bien son un poco más "pushy" que lo que vimos en Turquía, en ningún momento tuvimos ninguna sensación de inseguridad ni nada por el estilo.
Es cierto que hay un poco de interes velado por el turista, que seguro que a Roberto Carlos se le habrá ocurrido la letra de esa canción de paseo por aquí con tanto "hey! my friend!", pero que en general la gente es muy cordial, son curiosos como lo podría ser cualquiera, y parecen como muy orgullosos de lo que son y lo que tienen. De Meknes pillamos tren de regreso a Casablanca, donde pasamos nuestra última noche en la zona del puerto comiendo pescado (Don dice que mentira, que él comió tajine de cabrito) y despidiéndonos del mundo árabe que -en contraste con la Candela de Mujeres al Borde...- a nosotros nos ha tratado muy bien. En el tren de regreso a Casablanca tomando mate conocimos al presidente de la asociación de amistad latino-marroquí (¡hay de todo en esta viña!) que de paso nos contó que el Corán prohibe que los hombres usen cualquier tipo de alhaja (anillos o collares) de oro, la mujer puede usar todo lo que quiera. Pero el hombre no. Y fijate tú que nosotros pensábamos que estábamos en el armario! Pues vale, que no nos lapidaron, y que volveremos que tenemos que ir al desierto y a las montañas, y que este reporte es de mentiritas, que el de en serio lo está terminando Don en este preciso instante por encargo de HRH, y no lo leereis por aquí ni esperemos por ningún otro lugar. Hasta el proshen arret, M'assalama!