domingo, 24 de febrero de 2013

Catania ruffiana (Feb 2013)

Comu si senti?
Los aires de Alitalia nos llevaron nuevamente a Sicilia, que ya habíamos estado allí en 2009, por la zona de Palermo y alrededores. Carlos tiene unos amigos un poco especiales a los que les gusta reunirse cada tanto en lugares poco convencionales para hablar a puertas cerradas "de sus cosas". Don no participa mucho de estas reuniones, que alguna vez se quedó en una de las sesiones y salió corriendo de allí con los ojos desencajados como si hubiera visto a He Who Must Not Be Named. Esta vez la reunion era en Catania, en la punta oeste de Sicilia, justo debajo del volcan Etna que siempre resulta una buena atracción natural por ver.

Y hacia allí nos dirigimos desde Barcelona con una breve escala en Roma con suficiente tiempo como para saborear un gelatto (sorbete de chocolate azteca...hmmm) nos dejó en suelo siciliano en un poco más de lo que canta el gallo.

Obviamente que por lejos lo mejor que tiene Italia es la comida, así que ya veníamos con la lista de restaurantes recomendados por la Lonely Planet para ir a degustar TODO: pescados, pasta alla norma, arancini, zucchini, berenjenas, pulpos, gambas... Carlos descubrió rápidamente que su negación no es con el queso rallado en las pastas, sino contra esa porqueria del reggiano parmesano que su marido le pone sobre la mesa todos los días, que aquí a la pasta a la norma le ponen ricotta rallada y uno lo hace hasta con gusto.

Pasada nuestra primer noche, y mientras Carlos y sus amigos hablaban de sus cosas, Don salió a pasear un poco por la ciudad, y perderse por sus mercados callejeros y esculturas de elefante. El paseo duró poco que por la tarde misma cayó una lluvia torrencial de aquellas, que hizo que la ciudad se inundara en poco menos de 20 minutos de agua. Igual, todos sobrevivimos al evento y la humedad en la calle no nos impidió volver a volcarnos al hedonismo gastronómico esa noche, que habiendo tantas cosas interesantes para probar es casi imposible hacerse esa idea del "slow food" aquí. Que algo de caso le hicimos a Lita de Lázzari con eso de "caminen, chicas", que la mayoría de restaurantes estaba alrededor del mercado de pescados y para llegar hasta allí desde nuestro hotel (que según la Lonely Planet era de 5 estrellas pero cuando llegamos solo habían 4 y si fuera por nosotros le habríamos dejado en 2) había un lindo paseo por hacer. Igual mucha caminata pero antes de dormir había que darle a algún antiácido o no llegábamos a la mañana siguiente vivos. Sí, nos estamos poniendo viejos. Quelevamoasé...


Al día siguiente ya con el clima un poco más calmado, decidimos salir un poco de Catania city y enfilamos para una parte más hacia arriba de la costa denominada Acicastello, que había allí sobre un peñón al lado del mar un castillo normando y un museo regenteado por un señor muy peculiar que nos pidió por favor que al regresar a Barcelona convezcamos a Messi que este año la champions se la tiene que llevar el Milano. A lo que íbamos, que este castillo normando ademas de tener mucha lava fría por alrededor también viene con una crónica de los terremotos y erupciones del Etna, que se ve que es algo corriente por esta zona. Os avisamos por si se os ocurre comprar propiedad por aquí, que cada tanto hay un par de explosiones, se derrumba todo... y hay que barajar de vuelta.

El sábado, ya desilusionados porque no pudimos encontrar el número 2611 de la via Etna, que es la dirección donde tiene su casa ahí en el far west, decidimos ir a visitar al gigante volcánico jimself. Con un bus subimos hasta el último refugio construido sobre los 2000 metros de altura, ya había nieve y mucho viento allí. Pero todavía faltaban como 1000 metros más para llegar hasta la cima. Había un funicular pero no entendimos si llegamos tarde o no funcionaba ese día, la cuestión es que fue lo más cerca que nos pudimos acercar al cráter del Etna.

Un poco desilusionados bajamos a cenar unas pizzas sicilianas en un pueblo de por ahi cerca, y mientras estábamos disfrutando de esos y otros manjares equivalentes, nos avisaron que el Etna había entrado en erupción, cosa que suele pasar cada tanto, pero este año ya es la tercera vez. Salimos corriendo del bar hacia la plaza más cercana para admirar el dantesco espectáculo, y realmente es algo espectacular ver toneladas y toneladas de material ardiendo y humo y cenizas salir del medio de la oscuridad. Realmente algo formidable, daban ganas de quedarse toda la noche viendo al volcán expulsar lava tan cerca y (por suerte) tan lejos... Al parecer cada año tiene una erupción de éstas, pero en lo que va del presente, ya es la tercera. Serán las elecciones o el cambio de Papa, ve tu a saber lo que quiere decirnos este chico con tanto berrinche...

Pues al final la diversión nos salió un poco cara, porque por la erupción del volcán cerraron el aeropuerto local, y nuestro domingo que iba a ser de ocio y relajación se convirtió en una fabulosa aventura en bus de un punto al otro de la isla para caer en Palermo a pedir misericordia a Vueling para que nos saque de allí que no nos queríamos quedarnos en la isla hasta el 24 de marzo. Y Vueling nos dejó retornar a un precio no muy misericordioso que digamos, pero ahora podemos ver el resultado de las elecciones italianas desde afuera del país, y también disfrutar de la entrega de los oscars como corresponde. Disfrutad de las fotos que siguen, y será hasta el proshen arret.