domingo, 12 de enero de 2014

Arg en tina


Dear sister Diana (pronunciese “daiana”):
Jaguariu? Cómo te tratan los primeros days del 2014? A nosotros este fin de año nos tocó pasarlo en el southern hemisphere, un rito que comienza a hacerse común en nuestras vidas (o más bien en la mía, que Carlos lo tiene bien incorporado en su ADN), que comienzo diciembre leyendo noticias tremendas que llegan desde el sur, featuring una tirana/desquiciada, saqueos, inflación, dolar blue, tiroteos, golpes de calor y cortes de electricidad.

Todo eso me scare mucho, pero mi marido me calma diciendome que “siempre pasa eso cada fin de año”, y me hace leer otro periódico donde te dicen que todo está bien por ahí. Con esto ya junto más coraje y ganas, y así es que salimos para el aeropuerto con la ropa de verano en el bolso.

Argentina es un country en constante cambio, que ya lo experimentas al llegar al aeropuerto de Barcelona que casi no me dejan subir al avión porque ahora los americans como you and me tenemos que pagar una tasa para pisar el bendito suelo patrio ese, que yo ya pagué en el 2010, pero no me creían las chicas del check in. La cuestión es que mi marido pegó un par de gritos y gracias a eso me dejaron subir al avión, y 16 horas más tarde estaba allí en el aeropuerto de Ezeiza confirmando que -efectivamente- ya lo había pagado y podía pasar migraciones tranquilo como Francisco por su casa en el Vaticano.
Hay que decir de Alitalia que el espacio entre los asientos en la clase turista incomodaria incluso al lieutenant ese de Forrest Gump que perdió las piernas en Vietnam. Para un vuelo de 13 horas, es como un poco pequeño el espacio, pero fuimos y volvimos sanos y salvos asi que mucho no vamos a quejarnos de esto.

Obviously, en lado sur del planeta hay verano en estos días, así que ni bien llegamos allí ya nos pusimos de mangas cortas, ojotas y sunglasses. ¡Y qué calor! Hot hot hot hot!
Igual la gente en está con el chip puesto en el final del año/inicio de las vacaciones de verano, así que es como si la temperatura es solamente algo de qué quejarse, ya que se come de lo lindo, que ni bien aterrizamos pasamos por lo de Paula & Craig ahora ya radicados en Buenos Aires city, le dimos a unas medialunas que respiraban colesterol por todos lados pero que estaban buenisimas, fuimos a buscarnos una tarjeta SUBE que ahora en esta ciudad eres nobody sin la SUBE, y de allí enfilamos para la universidad de Buenos Aires, que había asado de fin de año debajo de unos árboles. Yo debo de ser el único que comió algo de ensalada allí, que la gente en este país le da a la carne en todos sus cortes como si no hay tomorrow...

Por suerte esa noche en lo de Paula & Craig cenamos algo mas veraniego, que a más de 90 Farenheit lo que te apetece es comer livianito y mucha comida fría, pero se ve que los argies todavía no aprendieron mucho de esto, que en los following days tuvimos carne y más carne y más carne a la parrilla... Yo no me quejo que para eso vinimos, y además ya me hice todos los análisis de sangre antes de partir como preparándome para esto, pero al pobre de Carlos le toca esta semana y ya vas a ver cómo lo ingresan al hospital el mismo día de hacerse los análisis.

Buenos Aires es una ciudad que siempre te sorprende, y Carlos se mueve como si la conociera bien aunque no la conoce bien, solo hace de cuenta que la conoce bien y te lleva por todos lados. Ahora que tengo el GPS activado todo el tiempo me doy cuenta de cómo hacemos unos círculos inútiles para ir desde A hasta B, pero igual con esta calor mucho no daba para andar loitering por ahí. He notado mucha gente comprando, a todo nivel: ricos, de clase media y también por debajo de la media. Todos consumiendo. “Claro, es el fin de año” me dice mi marido, pero en Barcelona uno no ve este frenesí masivo de gente comprando. Hay turistas haciendo compras, pero los locales no mucho. In contrast, en BA city todo el mundo andaba de shopping, será el fin de año, la paga extra, la inflación, los nuevos billetes de 100 pesos con la cara de Evita, no lo se, pero los negocios y los cajeros automáticos estaban abarrotados de gente haciendo cola para todo. En este país hay que hacer cola a veces hasta para hacer cola!

Pasado un fin de semana en la capital con temperaturas que iban aumentando y obligándonos a meternos en swimming pools o ir al cine para tener un poco de aire acondicionado, decidimos seguir hacia nuestro segunda estación de este winter/summer break que es la ciudad donde nació Carlos, Corrientes, unas 700 millas al norte.
Fuimos con la airline local sobre la que también habían rumores de su linyerización, y que incluso dicen las malas lenguas que por arriba de los vuelos hay gente que se pasea por el pasillo vendiendo collarcitos o tocando la guitarra para hacerse unos pesos extra, pero era todo bullshit, que Aerolineas Argentinas se portó muy bien con nosotros tanto a la ida como en el regreso, e incluso nos entretuvo con un documental sobre la guerra de la triple Alianza que hubo por ahí por la zona esa del litoral más de 150 años.

Como siempre ocurre al llegar a la casa de los padres de Carlos, que no importa cuanta temperatura haya, su mother nos espera con chipá recién hecho, y después hay más comida que nunca recordamos qué es porque a lo único que le prestamos atención es al chipá. Y que yo siempre le digo a Carlos que se anote la receta de su madre pero entre que ella no se aclara bien sobre lo que le pone a la masa, y que Carlos no le presta atención, nunca llegamos a nada. Anyways, nuestra primer noche la pasamos en el patio de la casa de los padres con hermanos y sobrinos, alegres y contentos bajo una calor que ya se sentía pesadita....

Más contentos nos pusimos cuando uno de los brothers de Carlos le dejó su bedroom con un split, que allí no duermen ni los dragones con esas temperaturas sin un acondicionador de aire en las inmediaciones. Así que reposamos tranquilos esa noche, tomamos mate con sus padres por la mañana (en realidad, el único que está loco de la cabeza ahí es Carlos, que sus padres toman un mate frío para estas épocas de infierno, pero Carlos se resiste y les hace beber a todos agua caliente a media mañana!). Carlos' oldest brother nos invitó a ir de compras al centro, lo cual no fue una buena idea esto porque a nadie en su sano juicio se le ocurriría  ir a comprar juguetes el 24 al mediodía, con todo el mundo en la calle bajo un sol que parecían como 3 soles juntos sobre nuestras cabezas.
Por suerte dormimos siesta, que por la noche tocaba la cena de nochebuena, que como la navidad se celebra aquí en el hemisferio sur en el verano, la gente se reúne a cenar la noche del 24 bastante tarde, comen como animales bajo la excusa de que siguen las costumbres de sus ancestros europeos, a la medianoche se brinda, tiran cohetes, balas y todo lo que haga ruido, y después tood el mundo a saludar a todo el mundo hasta caer muertos del cansancio.

En la casa de los padres de Carlos incluso le cantaron happy birthday al baby Yisas, y después hubo que darle un beso (a un muñeco del baby Yisas, se entiende) a la medianoche misma como para celebrar su cumpleaños. Y se ve que nos portamos bien este año porque el baby Yisas nos trajo unos regalitos que estaban ahí debajo del Christmas tree, aunque obviamente las sobrinas de Carlos son las que más regalos tuvieron, que deben de ser unas santas estas girls.

Pasado el brindis, los besos y los abrazos, fuimos a saludar a parientes y amigos. Eran las 3 de la mañana pero todo el mundo seguía en pie y bajo un calor de esos que ni la oscuridad puede rematar. En algunos lugares hasta se bailaba como si fuera la noche de fin de año, al compás de alguna radio y siempre teniendo algún ventilador cerca. Nosotros volvimos a casa a las 6 de la mañana solamente porque yo no quería ver el amanecer sobre nuestras cabezas, que sino la farra hubiera seguido hasta ve tu a saber qué día y a qué hora.

Y fue pasada la navidad que comenzamos a sentir en carne propia los efectos de los cortes de electricidad, que por unos varios días tuvimos que soportarlos al mediodía, a la siesta, por la noche. Siempre por algunas horas, por suerte nunca más de 5 horas seguidas. También por suerte nunca a la hora de dormir, pero a las 3 de la tarde cuando el sol parte la tierra en dos de tanta calor, ahí viene y se te corta la luz. Yo como una nutria me tiraba a la pileta de lona esa que tienen en el fondo de la casa y me negaba a salir hasta que o bien cayera el sol, o bien se hiciera más tarde. En algún momento fuimos a la playa, que hay un río por ahí, pero igual el sol tremendo hace que no puedas disfrutarla a pleno hasta las 6 de la tarde. Y además habían rumores de que habían pirañas atacando por ahí, así que había que andarse con cuidado.

Tambien estuvimos visitando a amigos y parientes que Carlos tiene en esta ciudad, y más asados, y más hamburguesas en la costanera,. . . que ya te digo yo que a este chico le va a reventar el colesterol en el análisis de esta semana. Para la cena de fin de año se volvió a reunir toda la familia, y esta vez Carlos y yo nos encargamos del menu, que nos aseguramos que sería todo comida fría y más o menos saludable, aunque igual comimos como si no hubiera tomorrow.
Fue un poco challenging cocinar ese día que la electricity se nos iba a cada rato, pero por suerte conseguimos hacer todo lo que teníamos planeado en tiempo y forma, e incluso sobró un poco de tiempo entre los postres y el brindis de la medianoche del 31 de diciembre como para que la mamá de Carlos tuviera tiempo de traer nuevamente a la mesa al muñeco del baby Yisas, para que tengamos que besarlo nuevamente. La de doctorados en antropología que podrían hacerse con estas situaciones, pero no seré yo quien haga esos estudios.

El 1 de enero nos fuimos a una laguna en San Cosme, que tenía más sombra que la otra playa a la que habíamos ido antes, pero quinientas mil personas así que acabamos tomando cerveza en un bar y entrando a la laguna de a ratos, que el agua estaba encima un poco calentita, lo cual era obvio porque era una laguna. De allí fuimos a cenar con nuestras sobrinas, y nos volvimos a dormir abrazados al acondicionador de aire.


Al día siguiente en el medio de un nuevo corte de luz se largó una tormenta de esas que traen aire fresco y te hacen cambiar el humor, que ya de por sí el calor agobiante te aplasta de una manera impensable. Carlos por ejemplo que no te lee nada que no haya sido procesado previamente con LaTex, ahora no tenía neurona para nada que no sean novelas de verano (y hay que ver la de cosas raras que estuvo leyendo... tu leerias algo que lleva como título un comunista en calzoncillos?). También da para alguna tesis estudiar la función "humor de la gente" en entornos de cortes de suministro eléctrico, que de repente estábamos todos sentados en la mesa y se nos corta la luz, y son todas caras de mortuorio, y comiendo rápido como para irse corriendo de esa habitación antes que se convierta en un horno. Y que después de los postres vuelve la luz y ya es todo alegría y jarana.
 
Pasado el día de tormenta, fuimos a tomar mate por la costanera de Corrientes con amigos de Carlos, luego Carlos’ sister nos llevó a una fiesta local en un pueblo cercano, que yo pensaba que era de la chicharra pero resultó ser que era del chicharrón, una cosa grasosa que no vale la pena que te explique qué es porque never la vas a comer, never.
Estaba fresquito en la fiesta del chicharrón e incluso hacía frío en el predio, que la amiga de Carlos’sister tuvo que ir corriendo a comprarse unos trapos para envolverse y dejar de tiritar. Anyways, nos volvimos antes que eligieran a la reina del chicharrón pero mucha importancia no le dimos al hecho, que suponemos que habrán elegido a la única que tenía como hobby "cocinar chicharrón".

Nuestra último noche en Corrientes city fue la víspera de los magic kings, y fuimos a la “fiesta de san baltasar”, uno de los tres magic kings. Aquí ya no hacía frío y por suerte todo se acabó sobre la medianoche con fuegos artificiales y demás, que ya estábamos cansados y queríamos dormir. El día de reyes -nuestro último día allí- como ya es costumbre comimos la comida favorita de Carlos, vinieron las sobrinas a abrir sus regalos, y después nos fuimos todos a dormir la siesta porque hacía calor y no se podía hacer otra cosa.
Por la noche Aerolineas Argentinas nos devolvió a Buenos Aires, adonde el plan era escaparnos un poco del calor, pero en la capital hacía tanto como en el norte. Por suerte al día siguiente llovió, así que todo se hizo un poco más placentero. Esta vez paramos “en provincia”, que Gabriel vive en Santos Lugares, e interesantemente la vida en el Gran Buenos Aires puede llegar a ser bastante más provinciana que en la metrópolis. Para ir y volver de su casa al centro utilizamos los trenes metropolitanos, toda una experience sister, si alguna vez se te ocurre bajarte hasta esta ciudad, te aconsejamos subirte a un tren de estos que no tienen desperdicio.

En Buenos Aires aprovechamos nuestros últimos días de nuesta escapada navideña resolviendo temas pendientes como una visita al teatro Colon, otra a la manzana de las luces, y también fui por primera vez a ver una obra de teatro local. Y has de saber, my dear sister, que en Argentina hay como 5 o 6 actores que se rotan para aparecer en todas las películas que se hacen allí. En la obra a la que fuimos a ver actuaban dos de esos, y no estuvo tan mal para lo que yo entiendo de Spanish, que hasta podía reirme en sintonía con la gente aunque hacer esto es fácil.

Compras lo que se dice compras mucho no hicimos, que con el tipo de cambio la Argentina ahora está cara para nosotros, pero sí que aprovechamos para comer bien lo que se puede comer bien allí: que más asado, que empanadas, que pizzas, que lengua, que vittel toné, que provoleta, que mollejas,...

Ya cuando la temperatura comenzaba a subir nuevamente, nos tocó meter toda nuestra ropa en el bolso, volver a sacar los socks y los sweaters, que Alitalia nuevamente nos iba a llevar de regreso al invierno europeo. Y aquí estamos, back in winter como corresponde a estas épocas del año. Si no lo internan a Carlos en estos días después de su análisis de sangre quizas vayamos a esquiar pronto. Espero que los tuyos esten bien, disfruta de las fotos que siguen y será hasta el proshen arret.

Your loving brother,