lunes, 26 de abril de 2010

Reinas' Weekend in London (Abril 2010)

Gracias al desastre que dejó Eyjafjallajökull (mas bien gracias a sus cenizas) a su paso por Europa, los turistas están todavía como con un poco de miedo de quedarse varados en la Gran Bretaña y los valientes que nos le animamos pudimos disfrutar de un fin de semana único en Londres .

Por suerte pudimos entrar y salir de la city como teníamos previsto, e incluso disfrutamos del hecho que no estaba tan saturada de gente, que pillamos Easyjet como teníamos planeado y el vuelo iba como medio vacío. Igual un poco fastidioso que por el tema del desastre derivado por el volcán no nos dejaban hacer check in en línea asi que tuvimos que ir al aeropuerto 2 horas antes, y encima ahora con esto de la ampliación del aeropuerto de Barcelona que todas las aerolíneas low cost fueron a parar a la terminal vieja, es un poco de lo peor que te hagan facturar en la terminal "C" pero que después tu vuelo sale de la "A" y no hay manera de llegar de un punto a otro que no sea caminando o -como en nuestro caso- corriendo que se te va el avión.

Pues nada, 2 horas después de haber subido al avión ya estábamos en Stansted, y una horita más tarde ya estábamos en el Soho, donde nos esperaba George, uno que nos dio las llaves del departamento donde estuvimos alojados todo el fin de semana y después se mandó a mudar y no lo vimos nunca más. Nos dijo antes de irse eso sí que éramos los primeros en llegar después de lo del volcán y que como no había nada ni nadie más por allí, pues que nos pusiéramos cómodos y disfrutáramos de todas las instalaciones.

Lo bueno de estar alojados en el Soho es que estás como en el epicentro de todo, y casi todo lo que uno debería de ver de Londres en una primera visita está a distancia de peatón. Un poco por eso fue que declinamos de comprarnos uno de esos travel passes que ofrece la ciudad para turistas, y en su lugar optamos por hacernos de las Oyster cards que todo buen ciudadano utiliza cuando se mueve bajo tierra, y al final no salió todo bien a cuenta.

Ni bien salimos a la calle comenzamos a experimentar eso de estar en el centro de todo, que a 50 metros de nuestro alojamiento estaba el teatro donde ponían en escena el musical "Priscilla: queen of the desert", y como nuestro fin de semana estaba planeado ser low cost, pues fuimos a Leicester Square, conseguimos entradas a mitad de precio y una hora más tarde estábamos disfrutando del musical, que estaba MUY bueno. Y una pena que no te dejan sacar fotos adentro del teatro que sino este blog estaría lleno de tomas del musical, de los drag queens, del autobus-Priscilla, de las cantantes que aparecían volando por el techo mientras por debajo las drags hacían play back... Fue un comienzo de fin de semana realmente fabuloso, con la primera de las reinas de Londres, la Priscilla del desierto.

Una cosa interesante que tenía el musical este era que el público -que el teatro estaba bastante lleno- no era lo que uno se esperaba que fuera en este tipo de eventos. Pero se ve que como ya está en escena desde hace un año, que ya pasó por allí toda la comunidad LGBT de Londres, y ahora en la platea había un montón de chicas y señoras que gritaban y aullaban cada vez que alguno de los muchachito se ponía ropa de mujer como si estuviéramos en un recital de Enrique Iglesias. Lo interesante de los ingleses es que son sajones como sus primos los (norte)americanos, y en este tipo de eventos gritan y aullan como sus independizados vecinos del otro lado del charco. Fue bastante divertido ver el "espectáculo" de un lado y del otro del escenario...

Terminado el evento, como que ya habíamos medio cenado antes de entrar al teatro y también que estábamos un poco cansados por el viaje más el cambio horario, solo tuvimos energía para ir un rato al The King's arms, y solo porque nos habían echado del bar más próximo a nuestro domicilio porque a las 23 dejaban de servir bebidas, mira tú lo temprano que es todo por aquí. La onda bar de Londres no está mal, pero como que todo el mundo va medio borracho desde temprano, es poco lo que se puede conversar con la gente aunque igual pa' lo que hay que conversar...

Al día siguiente comenzamos nuestro día de turistas-turistas. Después de devorar un auténtico English breakfast que hacerlo un par de días está bien pero como actividad cotidiana debe de ser una bomba de colesterol eso, bajamos hasta Trafalgar Square para encontrarnos que Sant Jordi del otro lado del canal de la Mancha es Saint George, el patrono de Inglaterra, así que había un concierto de música al aire libre auspiciado por el gobierno de la ciudad que estaba de lo más bien. Ese día hacía un solcito que no pegaba para nada con la idea que le meten a uno de Londres en las clases de inglés de la cultural inglesa, de hecho el periódico decía al día siguiente que había sido el día más caluroso del año en la metrópolis así que podemos considerarnos afortunados de haber estado en tiempo y forma allí.

De Trafalgar Square bajamos hasta el Puente del milenio, cruzamos el río Támesis y pasamos por el Ojo de Londres hasta el otro puente, el de Westminster. De allí volvimos a cruzar el Támesis para encontrarnos cara a cara con el Big Ben, el Parlamento y la abadía de Westminster. Volvimos para Trafalgar Square y una decepción que no nos dejaban entrar por Downing Street, así que no pudimos ir a saludar a Gordon Brown. Igual, había como algo un poco raro por todos lados porque se estaban preparando para la maratón de Londres que fue este domingo pasado, y habían calles cortadas, mucho vigilante por allí, y esas cosas.

De regreso a Trafalgar Square aprovechamos para visitar la Galería Nacional de Londres, que tiene una infinidad de cuadros de todos los tiempos, desde Velazquez, Rembrandt, Van Gogh, Gaughin, Rodin... Y todo esto gratis (donación voluntaria en realidad). Es un poco extraño esto de que los mejores museos de Londres sean gratis y después te encuentras con que tienes que pagar 17 libras para entrar a Wesminster o a la catedral de San Pablo, por ejemplo. En fin, 2 horas después de habernos saturado a tanto cuadro y tanta pintura, enfilamos para el China Town que también resultó estar a 200 metros de donde vivíamos, y tuvimos un feliz almuerzo-dim-sum-autentico-chino como el de Hong Kong y que en San Francisco hay bueno y barato. Aquí también estaba muy bien de calidad y de precio el dim sum, así que muy buena la sugerencia del Lonely Planet. Hemos de decir que teníamos previsto intentar probar un poco de comida inglesa-inglesa como los famosos "fish&chips" pero cuando le preguntamos a nuestro amigo Daragh que donde se podía comer buenos fish and chips en Londres nos contó de un chiringuito en el Raval que para él era donde mejor había comido eso, así que decidimos pasarnos a la cocina étnica que se ve que en la capital del imperio se le da bien.

Del dim sum de mediodía nos fuimos corriendo a la Torre de Londres porque el domingo por la dichosa maratón iba a estar cerrada, y llegamos a tiempo para pillar el último tour gratis de la torre que está muy bueno, y te cuentan unas historias super truculentas de toda la gente asesinada allí, y que todavía se puede ver la cabeza de Ana Bolena paseándose por los alrededores. En fin, una pasada todo. Obviamente que fuimos a ver las joyas reales y ves mucha corona, mucho tocado, y la cubertería real toda dorada que te hace dar cuenta que los royals no compran sus muebles en Ikea.
De la torre nos echaron a las 17.30 cuando cierran las atracciones aquí, y entonces nos dedicamos a ver al Tower Bridge abrirse para dejar pasar un barco, que parece que no se abre muy a menudo porque incluso los londonianos estaban sacando fotos, y acabamos viendo caer la tarde en un parque del otro lado del puente.

Esa noche nos tocó ensayar la comida india de la zona, pero creo que no tuvimos mucha suerte porque no resultó ser tan picante como esperábamos. Terminamos la noche adonde nos dijeron los borrachos de la noche anterior que había que ir: The Quebec. Este lugar es como la versión "Cine Arenas en sábado por la noche" de Barcelona, pero en Londres. Mucho señor mayor, mucha gente de traje, y me imagino que varios tories por ahi. Daba como un poco de miedo todo, pero como siempre a las 2 de la mañana ya estamos todos sacudiéndonos juntos al ritmo de Ricky Martin -que se volvió artista de moda nuevamente en el mundillo y ya sabemos todos por qué- sin importar la condición social ni la raza de cada uno.

Como que el mundo es un pañuelo, en The Quebec nos encontramos con "James", un ex-ex-londoniano, ex-barcelonino y desde el año pasado devenido en londoniano una vez más, que habíamos conocimdo de las reuniones de los jueves de los "abroads". Se lo veía contento a James, y de paso nos dio algunos tips más para descubrir aún más el barrio donde estábamos. Volvimos como pudimos al Soho, que todavía nos quedaba todo el domingo por delante.

Y nuestra última mañana fue dedicada al British Museum, que aquí sabíamos que íbamos a pasar un buen rato entre momias egipcias y ruinas griegas, y que Asiria y que Persia y que la Piedra de Roseta... al final salimos como a las 15 hs con un dolor de cabeza padre, nos metimos en un pub y finalmente decidimos darle a los fish & chips y también a una hamburguesa intitulada "Big Ben" que mucho no gustó. Lo de los fish & chips... no estaba mal, pero habrá que comparar esta comida con el chiringuito este del Raval.

Después de comer pillamos el tren subterráneo para ir a conocer la casa de Elizabeth II, el Buckingham Palace. Fue un poco emocionante ver la bandera flameando en alto indicando que her Majesty estaba "en residence", aunque estaba claro que no la íbamos a ver ni a través de una ventana ni cambiando las ruedas del coche en el parking. Por suerte justo por allí estaba la meta de la maratón de Londres y como que eran casi las 5 de la tarde nos tocó ver llegar a todos los rezagados y había de todo tipo: desde gente con problemas de movilidad hasta los que pasaban fumando un cigarrillo, y entre esos las "comparsas" como estos que llevaban un cochecito entre varios...

De alli fuimos a terminar nuestra tarde al Hyde Park, que la verdad es que está bien montado eso de tener un parque en el medio de la ciudad desde el cual si miras para cualquier dirección lo único que ves es verde. Una pena que Barcelona no tenga algo así, que incluso en Montjuic el único lugar interesante hacia donde mirar que sería el mar tiene por delante ese puerto horroroso de ferries, cruceros y destiladores de petróleo.

Ya de noche decidimos volver a darle otra oportunidad a la comida india pero nuevamente sin suerte. O hay que pagar mucho para disfrutar de este tipo de gastronomía (cosa de la que renegaremos porque en California es MUY barata y MUY buena) o ya la cocina se ha aggiornado al gusto local y queda como un poco híbrida. Antes de la cena, seguimos las sugerencias de James y fuimos a por una copa al Village que ni fu ni fa, y después también pasamos por Duke of Wellington que es como el "Punto BCN" pero en Londres, solo que aquí no se fuma adentro y hay como una escalera desde donde se puede ver todo el mapa de quien liga con quien. Que estuvimos un rato apostando por un tira y afloje entre un mauritano que se quería llevar a casa un muchacho más borracho que una cuba, y al final parece que algo pasó pero ya era tarde para ver el desenlace y queríamos probar la comida india esa, y la cocina cerraba a las 23 así que nos quedará la duda eterna.

Algunos temas curiosos que se ven en London city: hay una especie de taxi-bicicleta donde el conductor te lleva pedaleando, algo que se ve mucho en Bangkok, pero que nunca nos animamos a tomar porque nos daba como "cosa". El "underground" es como un poco estrecho en todo: los trenes pequeños, los túneles como muy justos, a veces parece como que agobia un poco todo eso. Pero EL tema de conversación durante este fin de semana en Inca La Terra fue obviamente la ropa de las chicas, y no es que sea algo nuevo para nosotros que ya se las ve por aquí por las Ramblas paseando todas borrachas y llevando esos sombreros mexicanos que se compran como souvenir de su salvaje visita a Barcelona. No sabemos bien por qué pero las chicas en Londres y quizás en toda Inglaterra se visten de una manera -digamos- particular. Es como si de repente encontraran en el placard ese uniforme de colegiala que las obligaban a usar cuando iban al instituto concertado 10 años atrás (del tipo my loneliness is killing me), y -claro- una década después de haberse alimentado con ese desayuno rico en calorías te queda todo como medio justito.
Pero si fuera solo eso, vaya y pase, pero al uniforme de colegiala se le agregan unos trapos de tul, un chalequito, o cualquier mamarrachada más como una flor o una vincha en el pelo, unos zapatos que ni el musical de Priscilla se ven, unas carteras brillantes o de lentejuelas que uno solo utilizaría en una fiesta de disfraces de la escuela primaria, y ya ahí te daría vergüenza hacerlo. No sabemos bien cual es el motor de todo eso, es como si de repente abrieran el closet de la abuela y le sacaran provecho adornándose como árboles de navidad para luego salir a la calle.
Supongo que cuando pusieron el tren ese que conecta Londres con París lo habrán hecho pensando en estas pobres chicas para que vayan al continente y aprendan algo, pero no se si tiene mucho éxito ese esquema.

Don dice que probablemente se visten así porque lo chicos en los pubs ya están borrachos del cubo desde temprano así que da igual como van vestidas, y como que cada tanto te vomitan ellos o se vomitan ellas sobre la ropa, y entonces tiene que ser algo ligerito. Encima, es de terror eso de tener que volverse ya con cuidado a las 3 de la mañana que uno también arrastra su propia carga etílica, y de repente te aparecen estas lagartas como los monstruos de Jurassik Park en el medio de la oscuridad y te gritan su "¡chiribi chiribi!" que te da un miedo indescriptible.

El tema es serio, y esperamos que alguien tome cartas en el asunto pronto. Una buena idea podría ser que Endemol produzca un reality show al estilo de ese que hizo furor en los EEUU hace tiempo, y que podría llamarse "A Queen's eye for the mamarracha girl", featuring Elizabeth II herself. Cada show comenzaría con la reina poniéndose capa y corona delante de un espejo. En el segundo acto la veríamos montando el carro ese todo de oro y tirado por caballos, el que usa para ceremonias especiales, que la llevaría a la casa de la teenager girl elegida por la producción para ser civilizada en ese episodio. Una vez adentro, her majesty entraría a su dormitorio, quemaría toda la ropa de esta chica de una, y luego la llevaría de los pelos a un centro comercial a vestirse como la gente. Incluso se podrían realizar episodios donde Elizabeth iría de incognito (toda cubierta con la capa azul esa que vimos en la torre de Londres que le debe de quedar muy bien) a una clase de unas 20 o 30 chicas de instituto, y una vez adentro de la sala, en un movimiento estilo Sara Barás, Her Royal Highness descubre su verdadera personalidad, y enfrenta a toda la división.
"Sois la vergüenza del imperio" les diría severa, apuntándoles con el cetro ese de zafiros azules que llevaba el día de su boda. "Lo peor de lo peor. Pero aquí aprenderéis conmigo lo que es vestirse bien... con sudor!"
Supongo que habrá que practicar mucho antes de lanzar incluso algún programa piloto, ya que your majesty seguramente no debe de saber lo que es trabajar con un presupuesto ajustado, ni que cuando se pierde la paciencia ya no puede decir más como las reinas de antes "off with her head!", pero seguro que el programa dará que hablar, y ayudará a que dejemos de hablar tan mal de estas chicas en estos foros.
Por nuestra parte, nos despedimos aquí que ya queda bastante largo este post para lo corto que fue nuestro London weekend. Quedaron muchos lugares por visitar: Tate Museum, Notting Hill, Camdem Town, London Transport Museum, ferias, más musicales... así que tendremos que volver una y más de una vez. De momento, nos despedimos hasta el proshen arret...

3 comentarios:

Blogger ohm ha dicho...

más estiradito no se puede. sí que hicieron cositas en un findes...

con respecto a lo de cómo se visten las inglesas o cómo no se visten [porque van practicamente desnudas] es muy de fliparle. es igual en todo reino unido. un enero que estuve en glasgow iban todas como de fin de año con trajecito corto y de tirantes [con unos brillos y unas cosas muy de señora] y sin medias. daba putapena encontrarlas por la calle tiradas de borrachas que iban. nunca he entendido eso, la verdad

yo es que soy un poco contrario al reino unido

26 de abril de 2010, 21:56  
Blogger Angelica ha dicho...

No dejo de maravillarme por lo bien que aprovechan las escapadas de fin de semana. Cu'anta actividad! Y gracias por compartir tantas an'ecdotas con amigos. Como siempre, un placer leerlos!

26 de abril de 2010, 22:52  
Blogger MM de planetamurciano.tk ha dicho...

El musical de Priscilla es una razón excelente para volver a Londres...A ver si muevo los hilos...

27 de abril de 2010, 1:20  

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